El marido de Asia Bibi y una de sus hijas, durante su visita a Madrid en 2012 para recibir un premio
El marido de Asia Bibi y una de sus hijas, durante su visita a Madrid en 2012 para recibir un premio - EFE

Los musulmanes españoles deben ganar alguna batalla: ¿Por qué no la de Asia Bibi?

La cristiana paquistaní sigue encarcelada y condenada a muerte por blasfema, pese a los constantes ataques que sufre esa comunidad

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El vicepresidente del Parlamento europeo Antonio Tajani, responsable en esa institución del diálogo interreligioso, acaba de publicar un artículo en Le Figaro instando a los musulmanes franceses a movilizarse para impedir la ejecución de la cristiana paquistaní Asia Bibi, condenada a muerte por blasfemia. Asia Bibi, que en el momento de su detención en el 2009 tenía 45 años y cinco hijos, cometió la falta de beber del agua de la misma vasija utilizada por otras jornaleras musulmanas, que le acusaron de insultos al profeta Mahoma. Pese a las promesas de indulto por parte del gobierno paquistaní -y el asesinato de dos personalidades públicas que salieron en apoyo de la detenida- Asia Bibi sigue encarcelada y se mantiene su condena a muerte en la horca.

No es fácil que el gobierno de Islamabad dé marcha atrás y se imponga al dictado de los líderes religiosos más fanáticos, que tuvieron la osadía de promover hace días manifestaciones en Pakistán para pedir la ejecución de Asia Bibi mientras decenas de madres e hijos -cristianos y musulmanes- saltaban por los aires en un parque de Lahore. Pero la presión de los gobiernos o de las Ong de derechos humanos no basta. Los millones de musulmanes que viven en Occidente deben ser conscientes de que en esta causa hay mucho en juego para su propio proyecto y el de sus hijos.

No es cierta la afirmación de que no existen cauces adecuados porque el islam no tiene una autoridad máxima -un Papa mahometano- ni clero. El islam suní tiene en Europa, también en España, ulemas, muecines e imanes, que emiten fatuas y ayudan al musulmán de a pie a aplicar el Corán a su vida. Los chiíes, menos presentes, tienen también ayatolás y mulás. Si ellos no hablan, lo harán los radicales, muy activos en mezquitas, encuentros internacionales, y desde hace años en internet.

En España no consta ninguna iniciativa en favor de la libertad religiosa en el mundo del islam por parte de los representantes musulmanes. ¿Por qué no utilizar para bien el dramático caso de Asia Bibi? Desde el año pasado, las dos organizaciones musulmanas más importantes, la FEERI y la UCIDE, han hecho formalmente las paces en el seno del organismo que representa a los musulmanes, la Comisión Islámica, hoy presidida por Riay Tatary. Otra cosa es que el millón y medio de musulmanes que viven en España conozcan esas instituciones, o se fíen de su representatividad. En cualquier caso, una iniciativa popular musulmana en favor de la libertad de Asia Bibi -en forma, por ejemplo, de recogida de firmas- serviría para apuntalar a los representantes españoles del islam; y, de paso, para dar credibilidad a sus alegatos en favor de la tolerancia y de la libertad religiosa.

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