Los seis trabajadores de la revista «Charlie Hebdó» que fallecieron el pasado 7 de enero de 2015
Los seis trabajadores de la revista «Charlie Hebdó» que fallecieron el pasado 7 de enero de 2015 - REUTERS

«Charlie Hebdo», el mejor «espejo» de las angustias de Francia

La mantanza en la redacción de la revista satírica es percibida dos años después como una encrucijada emblemática en la que se confunden todas las crisis de Francia

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Dos años después, «Charlie Hebdo» sigue siendo el mejor «espejo» de todas las crisis y angustias de Francia, del fantasma terrorista a la fragmentación multicultural, pasando por la aparición de «nuevos pobres», mujeres y jóvenes.

El 7 de enero de 2015, hacia las 11,30, los hermanos Chérif y Saïd Kouachi, franceses hijos de inmigrantes, irrumpieron en la redacción del semanario satírico y asesinaron a tiros a once personas, ocho de las cuales eran miembros de la redacción de «Charlie Hebdo». Comenzó entonces uno de los años más atroces de la historia reciente de Francia, sacudida por un trágico rosario de crímenes terroristas que se cobraron, desde entonces, hasta el verano pasado, varios centenares de muertos.

Las matanzas del invierno 2015, en París, y la matanza de Niza, el verano de 2016, agravaron el sentimiento de profunda angustia nacional que estalló tras la matanza de «Charlie Hebdo», percibida, dos años más tarde, como una encrucijada emblemática en la que confunden todas las crisis de Francia.

Crisis multicultural

Sin duda, todos atentados perpetrados en Francia y Europa los últimos años tienen “flecos” y “raíces” exteriores (Daesh, Siria, Irak, Afganistán, África, etcétera). Pero, en el caso francés destaca una evidencia trágica: todos los asesinos yihadistas de la última década eran franceses, matando a otros franceses por “razones” de fanatismo religioso, criminal, nacional antes que “cosmopolita”.

La crisis multicultural de Francia estalló de manera espectacular el invierno de 2005, cuando el presidente Chirac tuvo que recurrir al ejército, por vez primera, desde la guerra de Argelia, para sofocar la insurrección nihilista e incendiaria de la “banlieue”, los suburbios de París y las grandes ciudades. Diez años más tarde, la crisis ha continuado proliferando, con otras manifestaciones de angustia y tensión social.

Crisis suburbana

Todos los gobiernos de izquierda y derecha han invertido decenas de miles de millones de euros, desde hace años, para intentar redimir la “banlieue”, los suburbios. En vano. El norte de Marsella es uno de los suburbios más peligrosos de Europa, con más de un centenar de muertes violentas por año. Oficialmente, hay más de 700 suburbios con graves problemas de toda índole, de la delincuencia a los estallidos de violencia recurrente.

Crisis social

Con el mandato presidencial de François Hollande, desde el mes de mayo de 2012, han aparecido los “nuevos pobres”. Históricamente, los pobres franceses eran hombres, padres de familias más o menos numerosas, con bajos recursos. Según los las estadísticas oficiales, los nuevos pobres franceses son mujeres y hombres jóvenes caídos en el desamparo de la precariedad y la fragmentación social, familiar.

Sin duda, la gran prensa francesa trata esos problemas y angustias como lo considera oportuno. Paradójicamente, el semanario satírico “Charlie Hebdo” (50.000 abonados, 60.000 ejemplares vendidos en los kioscos), fue y sigue siendo el mejor espejo y revelador de esas y otras crisis.

Hace dos años, los asesinos yihadistas eligieron “Charlie Hebdo” por considerarlo una publicación emblemática: la libertad cáustica del semanario satírico “hería” la “sensibilidad” de los fanáticos asesinos. No es un secreto que el semanario ha sido igualmente cáustico e irreverente con todas las iglesias, todos los cultos y todas las cosas “sagradas” o “patrióticas”. Asesinando al equipo de “Charlie Hebdo”, varios musulmanes franceses fanatizados daban al multiculturalismo emergente su rostro más atroz y pavoroso.

Hace dos años, “Charlie Hebdo” estaba en crisis. Convertido en símbolo y emblema, el semanario ha rehecho su vida. Con 50.000 abonados y 60.000 ejemplares vendidos en los kioscos, el semanario contempla su futuro con relativo optimismo. Ya existe una versión traducida al inglés. Y una versión alemana comenzó a tirar 200.000 ejemplares a primeros del mes de diciembre pasado.

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