Ömer Önhon, ayer durante la entrevista en la embajada turca en Madrid
Ömer Önhon, ayer durante la entrevista en la embajada turca en Madrid - jaime garcía
entrevista al embajador de turquía en españa

«Muchos políticos que condenan el genocidio no saben dónde está Armenia»

Ömer Önhon argumenta que no existe ni una sentencia internacional contra Turquía

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Las palabras del Papa Francisco sobre el genocidio armenio,cuyo centenario se conmemora el próximo 24 de abril, y la aprobación por unanimidad en el Parlamento Europeo de una resolución que insta a Turquía a reconocer esa tragedia han desatado esta semana un sinfín de respuestas, de tono bastante abrupto, por parte del Gobierno turco. Erdogan calificó las declaraciones del Santo Padre de «tonterías» y despreció la votación de la Eurocámara asegurando que, diga lo que diga, «me entra por un oído y me sale por el otro».

El embajador de Turquía en España, Ömer Önhon, argumenta estas reacciones y explica las tensas relaciones que arrastran desde hace un siglo ambos países. «Nosotros queremos establecer una relación de paz y amistad con Armenia.

Y no de odio basado en los sucesos de 1915. Pero la paz no se puede construir sobre mentiras, amenazas y presiones. Por desgracia, los armenios hacen un negocio de los sufrimientos que provocaron aquellos hechos. Y remueven en su tumba a la gente víctima de ellos. Los argumentos que extienden son corrosivos y distorsionados -critica-. Abusan de la buena voluntad de la gente para condenar a Turquía sin un juicio».

-¿Cómo recibió las palabras del Papa Francisco el pasado domingo?

«No se puede construir la paz sobre mentiras, amenazas y presiones»

-Fue una sorpresa para nosotros. Tengo que puntualizar que el genocidio es un término jurídico y no se puede utilizar de manera gratuita para todo el mundo y todos los casos porque pierde su significado. De acuerdo con la Convención de 1948, para que una atrocidad se denomine genocidio tiene que haber una decisión de un tribunal internacional sobre el tema, como sucede en los casos de Ruanda y Bosnia -a los que el Papa calificó de matanzas en masa, pero no utilizó el término de genocidio-. En el caso de Armenia no hay ninguna base jurídica, ningún tribunal ha reconocido el genocidio judicialmente. Estos sucesos ocurrieron hace un siglo, por lo que es un hecho histórico, y los historiadores tienen que alcanzar un consenso sobre el mismo. En el caso del Holocausto existe, no en el de Armenia.

–En el caso del Holocausto, Alemania lo reconoció; Turquía no lo ha hecho en el de Armenia, y además su Código Penal incluye un artículo que castiga cualquier declaración que pueda «denigrar públicamente la identidad turca». También es una manera de silenciarlo.

–No hay ninguna ley que prohíba hablar del genocidio armenio en Turquía. En el caso del Holocausto hay consenso y un montón de archivos que lo respaldan. Nosotros sostenemos que en la I Guerra Mundial se vivió una tragedia humana atroz y murieron millones de personas, entre ellos muchos armenios. Probablemente existieron excesos de cada bando pero era una guerra. Hasta hace 5 o 6 años, discutir sobre esto en Turquía era difícil. Desde hace un lustro en las universidades se debate abiertamente este tema, defendiendo distintas posturas. El presidente Erdogan hizo una declaración en la que afirmó que había que llegar a una solución. En 2005 escribió una carta al presidente de Armenia proponiendo una Comisión de historiadores para poner en común el tema. Estaría formada por historiadores armenios, turcos y de terceros países, que tendrían acceso a los archivos turcos, armenios y de otros países. Su trabajo daría como resultado una declaración conjunta. Estabamos dispuestos a aceptar concluir conclusión. Sin embargo, los armenios no quisieron porque sabían que desmontaría muchas mentiras.

-Esta semana el Europarlamento votó unánime el reconocimiento del genocidio e instó a Turquía a hacerlo.

«La decisión que ha tomado el PE es absurda»

-Que los políticos y parlamentarios se reúnan para votar sobre el genocidio armenio me parece una falta de respeto y de seriedad total porque no son expertos, ni historiadores ni académicos. Si preguntamos, la mayoría de ellos no saben ni siquiera dónde está Armenia, ni cuándo ni cómo ocurrieron los hechos.

-Desde hace años Turquía negocia su ingreso en la UE. ¿Cómo van las negociaciones? ¿Esta resolución afecta a su interés por sumarse a la Unión?

-La decisión que ha tomado el Parlamento Europeo, que es absurda, para nosotros no existe. Y nos hace dudar y cuestionar por qué ha querido en estos momentos discutir un tema que no le incumbe. Nuestra única expectativa es que la UE nos aplique los mismos criterios que a los otros estados miembros. Si Turquía ingresara ahora, sería la quinta economía dentro de la UE. Si miramos los puntos que estamos negociando, nuestro país no tiene ningún problema para cumplir con los requisitos. Estamos cumpliendo.

-Y el que se refiere al reconocimiento del genocidio armenio...

-No está entre los requisitos que se nos exigen. Es cierto que hay países que pueden estar en desacuerdo con Turquía en un aspecto u otro, pero con la UE no hay ese problema. De ahí que se nos planteen ciertas dudas, como si el hecho de tener una economía grande diera miedo; o si existe algún prejuicio contra nosotros porque somos musulmanes. No hay ninguna explicación para que las negociaciones no progresen si las dos partes cumplen los requisitos.

–Turquía es un país estratégico para combatir el yihadismo, pues se ha convertido en un puente de militantes europeos hacia Siria. ¿Qué medidas está adoptando su gobierno para frenar esto?

«Para luchar contra el yihadismo es necesaria una colaboración internacional muy estrecha»

–Antes de venir a Madrid me ocupaba en Ankara de este tema precisamente. Estuvimos tres años recorriendo las capitales europeas avisándoles de que gente de sus países viajaba a Turquía para pasar a Siria, donde se convertían en radicales. Y les pedimos ayuda, porque también es una amenaza para nosotros. En Europa nos dijeron que los frenáramos nosotros. Desde 2011 hemos expulsado del país a 1.084 personas por ser combatientes terroristas extranjeros. Y tenemos otras 9.900 en la lista de personas que no pueden entrar. Como país de tránsito estamos haciendo todo lo que podemos. Pero hay otra cara de la moneda, ¿qué es lo que hacen en los países de origen de donde proceden estas personas? La respuesta es que en ellos hay libertad de circulación, y no se puede hacer nada. En Turquía no hay esa libertad. Últimamente, desde el ataque a la revista «Charlie Hebdo», esto ha cambiado un poco. Se están tomado medidas para impedirlo, pero no se puede aceptar que los países europeos no quieran asumir responsabilidades ante este problema y dejar la pelota en el tejado de otros. Estas organizaciones radicales no tienen ninguna relación con la religión, la utilizan como excusa. Son enemigos de todos aquellos que no piensan como ellos. Y solo hay una manera de luchar contra esta gente: una colaboración internacional muy estrecha. Si no lo hacemos no hay manera de luchar.

–¿Existe esa colaboración?

–Hay un incremento en la colaboración porque la gente se dio cuenta de la seriedad del problema, pero no está a la altura de su magnitud.

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