Felipe Massa comienza su séptima temporada a los mandos de un Ferrari muy cuestionado: “Nunca conduzco pensando en mi futuro. Pienso que cuando conduces pensando en algo más no puedes hacer bien tu trabajo”. El piloto brasileño trata de zanjar así las dudas sobre su capacidad para ocupar un asiento en la escudería italiana. No ayudan nada los datos del Mundial de 2011, realmente malos. El año pasado Massa no logró subirse al podio en ninguna carrera, algo que no sucedía desde 2005, cuando aún pilotaba un Sauber. Tuvo que conformarse con varios quintos puestos como mejor resultado. Unos números demasiado pobres para la escudería más glamurosa de la parrilla. Además, el buen rendimiento de su compañero, Fernando Alonso, le complica más las cosas. Sin embargo, el brasileño nunca se ha rendido. No lo hizo tras sufrir un gravísimo accidente en 2009 que casi acaba con su vida. Y ahora tampoco. Su carácter ambicioso y batallador se lo impide.

Esta temporada se presenta para el brasileño como una nueva oportunidad de demostrar su valía. Sus 11 victorias y 15 'poles' en la Fórmula 1 avalan su calidad sobre el asfalto. Pese a estar muy alejado de los números de Fernando Alonso, Massa no quiere oír hablar de líderes en Ferrari. Pero tiene claro que lo importante es el equipo y llegado el caso no tendría inconveniente en sacrificarse en labores de escudero, algo en lo que tiene práctica. El susto del G.P de Hungría de 2009 parece totalmente superado. Entonces, una tuerca del Brawn de su compatriota Barrichello impactó en su casco, le hizo perder el conocimiento y estrellarse contra las protecciones a más de 200 kilómetros por hora. Sufrió una importante conmoción cerebral que le apartó de la competición durante toda la campaña.

Volvió en 2010 recuperado de sus lesiones y dispuesto a pelear por el título. Sin embargo, pronto se le torcieron las cosas. La irregularidad en la pista y los fallos puntuales producto de su impaciencia en algunos momentos de la competició le llevaron a terminar sexto en la clasificación de pilotos. Un puesto que repitió en 2011, en un curso donde nunca pudo competir con los mejores. Pero si algo caracteriza a este brasileño de 31 años es su constancia y competitividad.

Massa ha escalado peldaño a peldaño en la elitista Fórmula 1. El brasileño, reconocido amante del fútbol y seguidor del Sao Paulo, lleva desde los nueve años delante de un volante. Comenzó en los karts, vivero de decenas de pilotos, donde ya destacó. En 1998 dio el salto a la Fórmula Chevrolet y empezó a conquistar premios. Los reconocimientos hicieron que Sauber le diera la oportunidad en la Fórmula 1 como probador. Su debut en el 'gran circo' se produjo en 2002, donde logró los primeros puntos de su carrera.

Tras su prometedor estreno inició su relación con Ferrari. La escudería italiana le contrató como probador. Pero Massa quería competir y no dudó en regresar a Sauber como piloto oficial. Fueron años de aprendizaje, de tomar el pulso a los distintos circuitos, de corregir errores, de pulir su estilo. Su buen hacer y pilotaje agresivo convencieron a los magnates del 'Cavallino Rampante' para que sustituyera a Rubens Barrichello como escudero de Michael Schumacher. Aunque su rendimiento no fue todo lo bueno que se esperaba, subió a lo más alto del podio en Turquía y Brasil. Luego rozó el campeonato en 2008, pero Lewis Hamilton se lo arrebató en el último giro del circuito de Interlagos. El brasileño quiere poner punto final a la frustración que le acompaña desde entonces y volver a sentirse importante al volante de su monoplaza. Motivación no le falta.