Decenas de personas se reúnen para rendir homenaje a las 84 víctimas del atentado de Niza
Decenas de personas se reúnen para rendir homenaje a las 84 víctimas del atentado de Niza - EFE
FAMILIA

Así se combate en casa el miedo de un niño ante el terrorismo yihadista

Un psiquiatra explica que no se les debe ocultar información, pero si adaptarla

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Tras los últimos atentados de Niza y Alemania, o los ocurridos recientemente en París, Bruselas o Estambul, muchos son los padres que se enfrentan a las preguntas de sus hijos, que temen subirse a un avión, o pasear por la ciudad ante la posibilidad de que algo así les pueda suceder a ellos. Ante esto el catedrático en Psiquiatría de la Universidad Complutense, José Luis Carrasco, señala que es importante que los adultos no oculten la realidad, mientras la exposición a la información vaya en función de la edad del niño. «Si a los más pequeños no se les explica bien, y además se les permite ver imágenes de muertos, que no están capacitados para entender, el miedo puede convertirse en fobias, pesadillas o imágenes fantasmagóricas que no saben gestionar», explica este doctor.

Es verdad que el miedo, prosigue, «es un mecanismo natural del ser humano que, de hecho, es necesario tener. No se puede vivir sin miedo, porque de otra forma, no podríamos manejar nuestra exposición al peligro. Lo que no debemos dejar es que el miedo se transforme en pánico, que es el miedo sin control, la angustia intensa, o sensación de indefensión». Así pues el objetivo, resume Carrasco, «no es no tener miedo, sino no tener fobias, ni pánico».

El papel de los adultos

En este sentido, este psiquiatra recomienda evitar que los menores de siete años accedan a imágenes y vídeos. También que se les explique la situación como si fuera un cuento: «para los niños de esta edad todo es blanco o negro. hay buenos o malos. Son figuras simbólicas en Psicología que hay que aprovechar para transmitir que el adulto tiene el control de la situación y así generar confianza a los más pequeños de la casa. ¿Cómo? En este caso será la figura del progenitor la que intente trasladar la idea de que hay peligro, porque es verdad que hay personas que tratan de hacer el mal, pero que aunque lo intentan muchas veces, casi nunca lo consiguen, porque la policía está haciendo su trabajo, les está combatiendo y va a terminar ganando». También, añade, «habría que insistir en que las probabilidades de que le toque a uno, si se analizan en frío, son casi como de que te toque la lotería».

A más edad, más datos

Para los de diez años, sin embargo, este tipo de explicaciones ya no servirían. A esta edad, explica el director científico de la Unidad de Personalidad y Comportamiento del Hospital Ruber Juan Bravo, «la mente todavía sigue siendo infantil, pero ya hay que dar más datos: hay terroristas que intentar cometer atentados, pero la policía hace un excelente trabajo y nos defiende con medios tecnológicos, por ejemplo».

En la adolescencia, continua Carrasco, «el niño se está haciendo adulto cerebralmente, y está adquiriendo capacidad propia de abstracción, simbolización y de análisis propia de un adulto. Además, empiezan a cuestionar la confianza absoluta que tenían hasta ese momento en sus mayores. Por estos motivos, sumo cuidado con lo que les contamos para que no lo tomen por una mentira. El discurso tiene que ser el mismo que se le puede ofrecer a un adulto: hay un problema político, militar, justificado con una religión y que deriva en una situación muy compleja que nos obliga a estar alertas».

Así pues en el adolescente «conviene asimismo evitar tanto el pánico, las fobias y las obsesiones, pero también la ira, propia de esta edad. Los padres debemos dar información más compleja, y tratar a la vez que la organización mental que el chico haga del miedo sea más fructifera y le lleve a una posición más madura sobre la situación».

Pero en definitiva, concluye Carrasco, «el mensaje final para todos debería ser de confianza, de fe, de que todo va a ir bien y de que la vida sigue».

Ver los comentarios