El devenir de la mariconera

Cristiano Ronaldo ha relanzado el uso de este accesorio masculino tan denostado hoy en día

Cristiano Ronaldo lleva el modelo «Ambler» de Vuitton (1.200 euros) GTRES
María Luísa Funes

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Si el primer bolso de mano masculino que se hizo famoso en el mundo fue la bolsa de cuero de Judas Iscariote, el último ha sido la pochette de Cristiano Ronaldo . Aunque el término con el que la Real Academia Española de la Lengua describe al bolso de mano para hombre es «mariconera», esta palabra –que suena fuerte y puede ser polémica– ha hecho que millones de españoles eviten llevarla durante décadas.

Y es que ese tipo de bolso de mano para ellos, de pequeñas dimensiones y con una distintiva tira de sujeción, no tiene otro nombre en nuestro idioma. No se puede llamar riñonera, puesto que no se ajusta a la cintura; ni portafolio, porque es más pequeña y más ancha ; ni mochila, ni neceser, ni bolso de médico, ni maletín, ni bandolera, ni bolsa de viaje, ni billetera, ni cartera, ni saco, ni plumier, ni petate, ni portadocumentos, ni maleta; nada de nada. Se podría llamar como en francés, pochette; o como en inglés, pouch, pero no dejaríamos de estar utilizando un galicismo o un anglicismo, algo por otra parte muy frecuente en el mundo de la moda.

La mariconera, claro está, no tiene nada que ver con que el que la lleve sea o no sea «hetero». Ya en el Medievo y el Renacimiento, los hombres usaban bolsos similares para llevar sus pertenencias, aunque partir del siglo XVI fueron desapareciendo con la introducción de los bolsillos de distintos tamaños en la ropa y para el siglo XIX su uso quedó casi limitado al guardarropa femenino.

Años 70

Pero, ¿quién no recuerda al practicante de la familia, cuando iba a casa a vacunar a los niños con su mariconera cargada de agujas e inyecciones? Terrorífico, por cierto. ¿Y quién no vio alguna vez al típico machurrón de barrio de los años 70, llegando al centro de la ciudad trajeado de beige con chaqueta de grandes solapas y camisa blanca mostrando «pecho lobo» y pertrechado de su indispensable mariconera. También imaginamos al Torrente de Santiago Segura o al Tony Manero de John Travolta en «Fiebre del sábado noche» , con su ejemplar correspondiente. Pero toda referencia queda en el pasado.

Esto no se generaliza en otros muchos países donde los hombres utilizan estos bolsos de mano con asiduidad, principalmente en Asia, donde también llevan billeteras pequeñas con bolsillo interior. Cosas que bien saben los profesionales que conciben las colecciones de Vuitton, Gucci o Prada , por ejemplo, que venden en Asia lo que casi no distribuyen –en razón de los gustos de la clientela– en Europa o América.

El hombre del bolso

Entre los hombres famosos cargados de bolsos destacamos a Peter Sellers, uno de los mejores clientes de Gucci en su día, que solía llevar incluso bolsos de corte femenino en algún que otro viaje. Y actualmente, en la comunidad gay son muchos los que llevan bolsos de dos asas de estilo femenino con la soltura con la que en los años 80 los brokers de Nueva York llevaban su inseparable maletín.

Pero el responsable de la vuelta de la mariconera al panorama actual no es otro que Cristiano Ronaldo, un hombre que se puede jactar de haber tenido siempre la personalidad de llevar este accesorio, caiga quien caiga y guste a quien guste. Elige modelos de Louis Vuitton, en monogram o –como esta vez– el modelo «Ambler» en damero de tono grafito, de unos 1.200 euros. Valor y decisión no le faltan al jugador del Real Madrid.

Aunque un reciente estudio llevado a cabo en el Reino Unido y comentado por «The Telegraph» dictaminaba que más de la mitad de los entrevistados utilizaban «bolso de hombre» –mencionaban en el reportaje a Kanye West, Orlando Bloom o David Beckham–, también es cierto que ninguno de ellos llevaba el estilo de la tan denostada mariconera patria. En esta era de la aparente igualdad, ellos deberían poder llevar protegidos sus teléfonos móviles, gafas, gadgets, tabaco, billeteras, medicación o llaveros, sin necesidad de que se les salgan de los bolsillos al andar y sin que ello conlleve ninguna etiqueta ni referencia a cualquier orientación sexual. ¿Podría ser la mariconera el accesorio masculino más igualitario del siglo XXI? Por ahora, entre miembros y «miembras», portavoces y «portavozas», si molesta, le llamaremos «estuche».

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