La actriz Katherine Heigl junto a su marido Josh Kelly y sus dos hijas adoptivas Marie y Naleigh
La actriz Katherine Heigl junto a su marido Josh Kelly y sus dos hijas adoptivas Marie y Naleigh - Gtres

La primera entrevista de Katherine Heigl tras el parto: «Prefiero la adopción»

A pesar de que su embarazo en sí fue «bastante fácil», unas semanas antes del parto el ginecólogo informó a la pareja de que el niño estaba mal colocado para salir y que tendría que nacer por cesárea

Madrid Actualizado: Guardar
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A pesar de ser madre de dos hijas adoptivas, Naleigh Moon (7) y Adelaide Marie Hope (4), la actriz quiso dar el gran paso junto con su marido, el músico Josh Kelly, de tener su propio hijo biológico. «¡Fue una sorpresa! Sabía que quería ampliar nuestra familia, sabía que quería tener más hijos, pero no sabía cómo nos iba a ir con todo eso», contó en una entrevista para la revista People días después de anunciar su embarazo.

Al principio, la noticia de su embarazo no fue del todo agradable, debido en parte a sus compromisos profesionales: «Seré totalmente sincera, mi primera reacción fue '¡Oh, mierda!'. Pero ahora tenemos una nueva normalidad y tengo que darme un descanso para acostumbrarme a ella».

Además, Heigl no siempre pensó en que la mejor manera de tener hijos fuese teniéndolos ella. Quizá, el hecho de que su hermana mayor Meg fuera adoptada por sus padres tres años antes de su nacimiento, la animó a seguir su mismo modelo de familia. «Sólo cuando tenía unos 35 años empecé a pensar: 'Bueno, ¿deberíamos pensar en quedarme embarazada?' No quieres que esa elección te sea arrebatada», aseguró.

Según confesó en una entrevista realizada para el mismo medio la actriz no se arrepiente de su decisión. «Por alguna razón sentía que iba a ser difícil para mí, por todos los problemas de estómago y el dolor de espalda que sufro siempre. Pensaba que el embarazo me iba a destrozar, que sería de esas mujeres que estarían doloridas y agotadas los nueve meses», explicó después de negarlo todo y declarar que su embarazo fue bastante fácil.

«Lo que peor he llevado han sido los gases», revela, «se lo podéis preguntar a mis compañeros de reparto. Durante las grabaciones no paraba de eructar y me sentía mal por ello, era horrible… me sentía como un chico de fraternidad», explicaba entre risas.

A pesar de que su embarazo en sí fue «bastante fácil», unas semanas antes del parto el ginecólogo informó a la pareja de que el niño estaba mal colocado para salir y que tendría que nacer por cesárea. «Fue muy estresante en el momento», y añadió «pero todo transcurrió en una hora, fue mejor de lo que creía».

Lo realmente malo ha llegado tras el parto, la actriz dijo que durante estas primeras semanas ha sufrido numerosos altibajos emocionales. «De repente estoy obsesionada con el bebé, luego no lo quiero ver…», dijo. «En realidad prefiero la adopción que no me altera las hormonas».

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