Así son los Forbes, una familia más feliz que adinerada

Desde 1986, seleccionan minuciosamente quiénes integran el exclusivo club de los más ricos del planeta. Traducen en números el éxito empresarial y la visión de negocio tanto de los que labraron una fortuna desde cero al estilo de Amancio Ortega como de los que heredaron un gran imperio como el banquero David Rockefeller, fallecido el pasado marzo. El único requisito indispensable es tener una patrimonio de al menos 1.000 millones de dólares. Este cálculo no refleja bienes personales como joyas, casas o yates, sino más bien el valor de las acciones y las empresas. Y así es como año tras año la revista «Forbes» configura sus famosas listas con repercusión a nivel mundial tanto en la prensa salmón como en el papel cuché.

Pero, ¿quién está detrás realmente de esta publicación?

Steve Forbes, de 69 años, hijo del afamado editor, Malcolm Forbes y nieto del fundador, B.C. Forbes, ejerce como presidente y editor jefe de Forbes Media. Su mandato coincide precisamente con el desmantelamiento de imperio familiar. Desde la muerte de Malcolm, en 1990, se han ido desprendiendo progresivamente de los grandes tesoros familiares que heredaron; su colección de huevos Fabergé que alcanzó en Sotheby’s 100 millones de dólares, la sede de la publicación en la Quinta Avenida de Nueva York (la revista está radicada ahora en Nueva Jersey), una isla de Fiji, el espectacular yate Highlander, una colección de arte, una residencia del siglo XVII en Londres... El control de la joya de la corona de Forbes -Forbes Media, que incluye la revista «Forbes» y la página web- comenzaron a perderlo en 2006, tras las venta de una participación del 45% a la firma de capital privado Elevation Partners, en la que participa el cantante Bono, por unos 237 millones de dólares. En 2013, ambas partes acordaron buscar compradores y en 2014, la vendían a Integrated Whale Media Investments, un grupo de inversores asiáticos con sede en Hong Kong por unos 475 millones de dólares.

Inteligente, afable y muy tenaz, la carrera empresarial de Steve Forbes ha discurrido en paralelo a sus ambiciosas aspiraciones políticas, que nunca llegaron a buen puerto a pesar de invertir una buena parte de su fortuna personal en sus campañas. En 1996 y en 2000, batalló por conseguir la candidatura republicana a la Casa Blanca. En su segunda intentona, contra George Bush y John McCain, llegó a desembolsar más de 65 millones de dólares. De poco le sirvieron. Tras obtener unos pésimos resultados en varios estados arrojó la toalla.

A lo Jane Austen

Más satisfacciones le ha reportado su vida personal. Extremadamente familiar, no heredó de su padre Malcolm su fama de playboy, forjada a pulso con opulentas fiestas en su palacio de Tánger y un amplio grupo de amigas especiales entre las que se hallaba Elizabeth Taylor. Steve Forbes conoció a la que sería su futura mujer, Sabina Beekman, en una fiesta de debutantes en 1970. Fruto de su matrimonio celebrado un año más tarde en la Costa Azul nacieron cinco hijas; las gemelas Sabina y Roberta, Moira, Catherine y Elisabeth. Crecieron en una granja en Bedminster (Nueva Jersey) en un ambiente muy tradicional y disciplinado junto a sus padres. Siempre sensatas e inocentes se asemejaban más a las protagonistas de una novela de Jane Austen que a unas potenciales it-girls. Por citar un ejemplo, su madre les prohibió perforarse las orejas hasta los 18 años.

De las cinco, la única que ha ostentado un papel más visible y que ha seguido los pasos de sus ancestros ha sido Moira. Aunque se licenció en Artes por la Universidad de Princeton y posteriormente cursó un programa de desarrollo de liderazgo de la escuela de Negocios de Harvard, ha ejercido como periodista. Se incorporó a Forbes Media en 2001 en la delegación de Londres y siete años más tarde lanzó su propio proyecto «Forbes Woman». Moira es habitual en conferencias y actos sobre la influencia de las mujeres en el mundo. Las otras cuatro tomaron caminos lejos del mundo editorial. Huyen de los focos y prefieren no hablar de fortunas ni negocios aunque su apellido las delate. Y es que cuando se cumplen cien años de la fundación de la revista por su bisabuelo, Forbes sigue sonando a poder y dinero.