Borja Thyssen y Blanca Cuesta sueñan con volver a España

Ambos confían en poder solucionar todo para retomar con sus niños su vida española que, en la distancia, idealizan aún más

Borja Thyssen con su mujer Blanca GTRES
Beatriz Cortázar

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Con el comienzo del curso escolar Borja Thyssen y Blanca Cuesta vuelven a su vida londinense, donde sus hijos -Enzo, Eric, Sacha y Kala- se reincoporan a las clases y se despiden de unas semanas de vacaciones y mar junto a sus padres e, incluso, con su abuela Carmen Thyssen que esta semana nos «regala» uno de sus reportajes junto a sus hijas Carmen y Sabina en la revista «¡Hola!», donde se siente como en su propia casa.

Sin pixelar los rostros de las pequeñas de once años, Tita habla sobre cómo las educa y de la formación que tienen ahora que por fin van a un colegio en Andorra. Idiomas, solfeo, ballet, arte, violonchelo... Son algunas de las materias que reciben en su domicilio y en el centro escolar. El posado no es con los Pirineos de fondo, sino en su casa de la Costa Brava en San Feliú y por las mesas solo hay fotos de las niñas y retratos de Borja, pero ni rastro de los nietos a los que no deja que le llamen abuela sino simplemente Tita.

La baronesa desmiente que esté peleada con Borja y calla así los rumores que apuntaban a lo contrario. Con su primogénito se encuentra en muy buen momento, pero eso no significa que sienta lo mismo por su nuera, con quien tiene una relación cordial y no quiere remover historias del pasado.

Los que suspiran por regresar a Madrid, a su casa de La Finca de Pozuelo de Alarcón, son precisamente Borja y Blanca que confían en poder solucionar todo para retomar con sus niños su vida española que, en la distancia, idealizan aún más. A pesar de que vivir en Londres es todo un lujo en los tiempos que corren, qué duda cabe que de poder elegir regresarían inmediatamente. Tal vez en pocos meses puedan hacerlo y recuperar las amistades y la calidad de vida que tenían. Aunque el suyo sea un exilio de lujo, la pena de no poder estar donde quisieran no se la quita nadie. En eso coincide con su madre la baronesa, que también confía en que antes de Navidad podrá llegar a un acuerdo para la renovación de su colección de arte en España. Quiere que siga en Madrid y todo indica que se están dando pasos para solucionar este asunto, que tendrá luz verde este mes. De aquí al turrón los plazos se agotan.

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