El pequeño Barron llega al Capitolio, en Washington, el pasado 20 de enero
El pequeño Barron llega al Capitolio, en Washington, el pasado 20 de enero - REUTERS

Barron Trump, en el punto de mira de los cañones mediáticos

El hijo menor del presidente de EE.UU ha sido objeto de virulentos ataques estos días

Los Ángeles Actualizado: Guardar
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La mañana del pasado jueves, dos vehículos modelo SUV, con los cristales tintados, discurrían por la zona baja de Manhattan. En el primero viajaba Barron Trump (10 años), previsiblemente sin más compañía que el conductor -según lo publicado por «TMZ»-; en el segundo coche, los agentes del servicio secreto que velan por la seguridad del muchacho. Durante el traslado no hubo cortes de tráfico, no se formó embotellamiento alguno y tan solo un par de avispados testigos -que enseguida informaron al mencionado sitio web- percibieron que el más pequeño de los cinco hijos del presidente norteamericano regresaba al colegio tras la definitiva llegada de su padre a la Casa Blanca. Ni rastro de los terribles atascos que muchos neoyorquinos pronosticaron en cuanto se supo que Barron acabaría el curso en el centro privado del sur de la Gran Manzana.

Tímido, de mirada huidiza, con un sempiterno gesto de cansancio y unas increíbles habilidades para la informática, según su progenitor, Barron Trump se ha convertido en el punto más débil de la familia presidencial. Es carne de cañón para una parte del sector contrario a las ideas políticas de su padre. Desde que se inauguró la 45 presidencia de EE.UU., Barron ha sido el blanco de las iras de muchos, objeto de parodias, memes y comentarios de todo tipo. Un ataque especialmente virulento fue el de la guionista del programa «Saturday Night Live», Katie Rich, quien se ha quedado en el paro por considerar los ejecutivos de NBC, cadena que emite su programa, que sus palabras eran desproporcionadas, poco éticas y nada profesionales. Rich escribió lo siguiente sobre Barron: «Sería el primer tirador de las aulas privadas de este país» (en referencia a la conocida defensa que su padre realiza de la posesión de armas). De inmediato, las críticas de tuiteros se hicieron presentes, llamando «basura» a la guionista al considerar que era injusto burlarse de un menor.

Sin tregua

Tras el despido y las presiones de la NBC, la cuenta de Rich desapareció de Twitter; sin embargo, los seguidores de Trump mantienen las críticas contra la escritora y guionista y piden una acción firme contra quienes se han posicionado atacando al menor de los Trump.

Barron, que aparenta tener más edad que 10 años, también ha sido objeto de bromas en las redes sociales por sus caras de aburrimiento en alguno de los actos públicos. El interés que despierta su persona ha obligado a que la mismísima Chelsea Clinton, hija del expresidente Bill Clinton y de la candidata demócrata Hillary (rival del mandatario norteamericano durante la campaña presidencial), saliera al paso para defenderle a través de Facebook. «Barron (Trump) merece la oportunidad que todos tenemos de ser niños». Sin embargo, el mismo tuit aprovechaba para criticar a Donald Trump: «Defender a todos los niños también significa oponerse a las políticas del presidente que hieren a los niños».

La hermana mayor de Barron, Ivanka, también ha pedido respeto para él y desde la Casa Blanca se publicó, el pasado martes, un breve comunicado sobre la «larga tradición de que a los hijos de los presidentes se les brinde la oportunidad de crecer fuera del foco político». Aunque no mencionan directamente el nombre del presidente Trump ni el de su hijo, se insiste en que se «siga esta tradición».

Es un hecho que los hijos de los presidentes de EE.UU. viven permanentemente expuestos a la opinión pública, y, como Barron Trump, Chelsea Clinton sufrió en sus carnes comentarios negativos contra ella cuando el presentador de radio Rush Limbaugh la comparó con un perro. Bill Clinton dijo entonces que, aunque no le disgustaba que se burlaran de él, le parecía «muy insensible reírse de una adolescente».

Las hijas del expresidente Barack Obama tampoco se salvaron de los ataques en las redes y durante estos últimos ocho años muchos conservadores las han utilizado como herramienta para criticar a su padre. Una usuaria de Facebook les pidió públicamente que «trataran de mostrar un poco más de clase». Malia y Sasha, que como su madre han sido atacadas por el color de su piel, jamás han dicho nada al respecto y se han ganado la admiración del público por su discreción.

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