La televisiva Belén Esteban
La televisiva Belén Esteban - ernesto agudo

Chabelita y Belén Esteban: el mito televisivo de las madres coraje

Ambas se han convertido en personajes mediáticos con el discurso de la maternidad como pretexto

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Volver a la manida frase del nazi Paul Joseph Goebbels, que dicen que decía que una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad. Es algo que consiguieron Antena 3 y sobre todo Telecinco con Belén Esteban, que de novia de Jesulín de Ubrique, pasó a madre de la hija de Jesulín de Ubrique y de ahí a madre soltera exnovia de torero. En aquel clima, solo faltó la frase «¡Andreíta, cómete el pollo, coño!» para que la televisión amplificara todas sus voces, todos sus dedos índices en alto. Se convirtió «la Esteban» de dos maneras: la estética y la mediática. Porque en su biografía hay más discursos mirando a cámara que salas de quirófano; ella, que se ha pegado la vida entera de su hija lavando los trapos sucios con el manos libres puesto.

Coronada «princesa del pueblo», esta madrileña cosecha del 73 ha ido haciendo el camino de su fama con el pretexto de que aquellos espectáculos materno filiales eran necesarios, como si fuese imprescindible que toda España remara a favor del futuro de la niña. Se la llegó a coronar en «Sálvame» como reina del programa, y en un momento dado «audicó» (abdicó, según la RAE) hasta que vio a Lydia Lozano ocupando su trono y quiso arrebatárselo por la fuerza.

Con el mito de madre coraje y princesa del pueblo construidos, noviembre de 2013 llegaba con su libro «Ambiciones y Reflexiones», donde reconocía que tenía desde hacía años ciertas adicciones a sustancias que se consumen por gramos. «En "¡Más que baile!" me metía antes de salir. ¡Eso es una barbaridad!», explicó en el programa «Abre los ojos... y mira». Entonces, su hija tenía 14 años.

Por el mismo camino va Chabelita (de momento, sin química), hija de Isabel Pantoja, que parece haber esperado a cumplir los dieciocho años para meterse de lleno en la vorágine de cámaras y biografías sentimentales de edición bolsillo. Cuenta para ello con el enemigo perfecto, Alberto Isla, padre del pequeño Albertito, «trianero, rociero y torero de salón», que es como él se define. Con otro hijo por el mundo a pesar de su corta veintena. No parece que sea el padre modelo y la joven ya anda dejando claro que a ella no hay mujer que la gane en esos lares: «Sincera, sensible, responsable, sensata, timida, apasionada... pero ante todo, soy Madre», escribe en su perfil de Twitter. En esa tarea, ya se la ve en los enredos del corazón, primero con Isla, luego con un tal Alejandro y ahora con Esteban, un musculado joven alicantino, exparticipante de «Gandía Shore». Bien es cierto que de vez en cuando también se observa por televisión al pequeño, que lo desplazan del carrito, al coche y a casa.

Es el principio de Chabelita, que entró en la mayoría de edad el mismo mes y el mismo año en el que Esteban publicaba su libro, y no es que ese mito cayera sino que otro crecía con el manual de estilo aprendido. Tampoco es de extrañar que Raquel Bollo, compañera de plató de la eterna «ex» de Jesulín, tenga una empresa que se llama «Madre Fuerza S.L.», donde habría que preguntar si en realidad es aquello una agencia de comunicación.

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