Cristóbal López, propietario de Funnydent
Cristóbal López, propietario de Funnydent - LUIS GARCÍA CRAUS

La vida a «todo tren» del dueño de Funnydent: caballos y coches de lujo

En prisión tras el cierre de sus nueve clínicas dentales por presunta estafa, pasaba gastos a la empresa

Madrid Actualizado: Guardar
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Cristóbal López, el dueño de las nueve clínicas dentales cerradas de forma súbita el pasado jueves dejando presuntamente a centenares de clientes a medio tratar, llevaba una vida a todo tren durante los meses que muchos de sus trabajadores estuvieron sin cobrar. Así lo asegura el auto judicial por el que el domingo se le comunicó su ingreso en prisión provisional sin fianza por un supuesto delito de estafa y así lo certifican los trabajadores de la cadena Funnydent.

«Le gustaba mucho el postureo», explica Olga M., una exempleada de la sede central, situada en Navalcarnero, por cuyas manos pasaban muchos de esos gastos. «La empresa le pagaba hasta el dinero del herrero de sus caballos. Me llegó a decir que le preparase un sobre con 500 euros y unas flores para una amiga de su hija».

Olga entró a trabajar en Funnydent en noviembre pasado y nunca llegó a recibir su salario completo. A los dos días de empezar en la empresa, ya tenía conciencia de que la mayoría de los trabajadores llevaban meses sin cobrar. Pese a ello, López, de 48 años, no recortó un ápice sus gastos: «La primera semana nos llevó a dos chicas y a mí a comprarnos ropa a cuenta de la empresa, porque no le gustaba como íbamos». También eran habituales las cenas «a todo lujo», certifican otros empleados.

Según el juzgado de Instrucción número 5 de Navalcarnero, el empresario continuó «con gastos suntuarios a sabiendas de las dificultades económicas que su negocio atravesaba ya en el verano pasado». Entre ellos, destaca la adquisición de un Audi A7, un vehículo de alta gama cuyo precio supera los 60.000 euros. El empresario también tiene dos casas, al menos una en Arroyomolinos, que fueron registradas el sábado, un día después de su detención.

Pese a los impagos, los trabajadores no sospecharon hasta prácticamente el día anterior —cuando se llevaron material informático de la sede central— que las clínicas cerrarían. «Estaban a reventar», explican. El propio López reconoce que ganaban 1,5 millones de euros al mes. Pero mantenía deudas con los proveedores: solo en sillones debía 700.000 euros.

Los afectados ya han comenzado a organizarse con ayuda de los nueve ayuntamientos en los operaba Funnydent: Móstoles, Leganés, Alcorcón, Alcalá de Henares, Fuenlabrada, Alcobendas y Torrejón de Ardoz, en Madrid; y Sabadell y Mataró, en Barceona. Según la Policía, 167 personas han denunciado perjuicios por valor de 726.000 euros, aunque la cifra puede dispararse: «Solo en Torrejón hay 790», explica Alicia Fernández, creadora del grupo de afectados en Facebook, con más de 3.000 inscritos.

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