CASO VALDELUZ

Las víctimas dicen que hacían regalos al exprofesor «para que sus abusos no fuesen a más»

Las chicas afirmaban sentirse «muy mal, culpables», pero «no sabían qué hacer, ni si eran las únicas»

El profesor del colegio Valdeluz acusado, a la salida de los juzgados, en 2016 BELÉN DÍAZ
M. J. Álvarez

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Los supuestos abusos sexuales continuados que cometió Andrés Díez Díez, de 55 años, el exprofesor de Ética, Religión y Música del colegio privado Valdeluz Agustinos , no solo se limitaron a la adyacente academia Melodía Siglo XXI, regentada por él y su esposa, sino al propio centro educativo. Así lo declararon ayer tres de las cuatro presuntas víctimas del procesado en la segunda sesión del juicio que se celebra a puerta cerrada por decisión del Ministerio Público con el fin de proteger la intimidad de las jóvenes.

De este modo rebatieron la versión de la defensa del centro educativo, que trata de circunscribir las vejaciones a la escuela de música, en concreto a las clases individuales de piano que impartía Díez. Ese fue el caso de la primera de las denunciantes que compareció ante la Sección 23 de la Audiencia Provincial de Madrid.

Precisó que los tocamientos del exdocente, que se sienta en el banquillo acusado de haber abusado durante una década (2004-2014) de 14 alumnas de entre 8 y 14 años, los sufrió «en la sala de visitas del colegio y en el despacho de la academia durante tres años, desde los 16 a los 18 años», según indicaron a ABC fuentes judiciales.

Además, varias de las jóvenes coincidieron en afirmar que realizaban regalos al procesado con el fin de no contrariarle y «evitar represalias y que sus abusos no llegaran a más». Una de ellas relató cómo durante las clases Díez aprovechaba para acercarse de forma inadecuada a ella con cualquier excusa.

Niegan la venganza

Nerviosas, pero sin llegar a derrumbarse, las supuestas víctimas negaron uno de los motivos esgrimidos por el exprofesor «más molón y guay del colegio» para justificar las denuncias que interpusieron contra él: la venganza contra su mujer «por ser muy estricta». «Me llevaba muy bien con su mujer, Pilar, un encanto». Las demás dijeron lo mismo.

Las chicas, que ahora superan los 20 años, confesaron que «los abusos de Díez les hacían sentirse muy mal, culpables, pero no sabían qué hacer, ni si eran las únicas ni qué actitud tomar ante el profesor estrella del colegio . No supieron reaccionar», respondieron una tras otra

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