San Francisco de Borja: una parroquia con vocación universal

El templo se ha convertido en un santuario de la Compañía de Jesús

Interior de la parroquia de san Francisco de Borja MAYA BALANYA
José Francisco Serrano Oceja

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No está de más acercarse a la madrileña calle Maldonado con el interesante y reciente libro «Los jesuitas y los papas», del historiador John W. O’Malley , bajo el brazo. No está de más para entender que trasciende con mucho el concepto usual de parroquia, necesario, pero no suficiente. Nos encontramos, por tanto, con una parroquia con vocación universal. Porque cuando el P. Nadal viajó por Europa, por orden de Ignacio , explicando las Constituciones a las comunidades, e instruyéndoles sobre lo que significaba ser jesuita, les dijo: «Están en su casa más tranquila y agradable cuando están en movimiento, cuando viajan por toda la tierra, cuando no tienen ningún lugar que llamar suyo propio…».

El padre José Ramón Busto Saiz lo explica de forma más directa: «San Ignacio prohibió en las Constituciones que los jesuitas tuviéramos parroquias . Atendiendo a las circunstancias de personas, tiempos y lugares discurríamos por el mundo. La estabilidad no era lo propio de la vocación jesuita. Pero esto cambió con los colegios. Cambió cuando dejamos de discurrir con los pies para discurrir con la cabeza».

La parroquia San Francisco de Borja, que se podría decir tiene como sede la Iglesia del Sagrado Corazón , es pequeña en cuanto a la extensión de su territorio, y grande por su misión. Quizá por el «Deus semper maior» , el «Magis», marca de la casa. Las actividades son propuesta para la ciudad de Madrid. El Padre Busto, otrora Rector de la Pontifica Universidad Comillas, y aún hoy profesor de a pie, que no «solo y a pie» de mi querido Tellechea, sintetiza la clave de bóveda de la pastoral: espiritualidad ignaciana, formación de la fe, una formación de calidad, y compromiso social. De ahí que el seno de la parroquia acoja el Centro de formación en la espiritualidad Ignaciana Pedro Fabro , el Centro de formación socio-cultural «Entreculturas» y el Centro de atención a los emigrantes san José María Rubio. Los grupos de formación en la fe, los «Grupos de estudio», numerosos, son uno de los signos distintivos de esta parroquia universal, a la que también presta sus servicios, además de los jesuitas de la comunidad que vive en esa manzana de interioridad, el padre Vicente Pascual.

Necesidades inmediatas

La Cáritas cuenta una trabajadora social y un grupo, también abundante, de voluntarios. Necesidades de pobreza inmediatas, que las hay, aunque pueda parecer lo contrario, abandono, soledad, en estrecha relación con otras parroquias en lo referido a la inmigración. Nota distintiva es el servicio que esta comunidad presta al sacramento de la penitencia, a la confesión individual, dado el amplio horario de confesiones y la afluencia relevante de personas. Un aspecto relacionado con la dirección espiritual y la atención personal. También está Grupo Scout Goa , con lista de espera, o el grupo de Jóvenes Borja, cada vez más numeroso. Cuenta, como es lógico, con los catecumenados de Infancia, Confirmación y Adultos, el grupo de Vida Ascedente, y de Pastoral Familiar.

La imagen de esta parroquia es, sin duda, su templo, frente a frente con la embajada norteamericana. Esta Iglesia se ha convertido en un santuario de la Compañía de Jesús, con la presencia de los restos de san Francisco de Borja (tercer general de la Orden), tal y como se recogieron después del incendio de la iglesia de la calle de la Flor en 1931, las cenizas del Padre Diego Laínez (sucesor inmediato de san Ignacio como superior general de la Compañía), una reliquia de san Ignacio de exposición pública, además del sepulcro, en el claustro, del san José María Rubio y el del P. Fernando de Huidobro y Polanco , una vida singular que merece la pena ser estudiada. El arquitecto de la Iglesia fue Francisco de Asís Fort y Cohogent y la fecha de construcción de 1946 a 1951.

De estilo barroco jesuítico, se inspira en la antigua iglesia de los jesuitas de la calle Toledo (hoy colegiata de san Isidro), en la san Ildefonso de Toledo, en la Clerecía de Salamanca y en el Gesú de Roma. El crucifijo que preside el altar mayor, la imagen de la Inmaculada y la de san Ignacio son obra de José Luis Vicent. Arquitectura interior y exterior a mayor gloria de Dios.

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