Aspecto del río con menos agua
Aspecto del río con menos agua - Jaime García

El Manzanares recupera su lado más salvaje

La fauna y la vegetación pueblan el cauce del río, tras la apertura de las presas, hace ahora un año

Madrid Actualizado: Guardar
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El denostado Manzanares se está llenando de vida a lo largo y ancho de los 7,5 kilómetros que discurren por la capital. De ser un río prácticamente muerto, en estado de abandono, en donde se almacenaba basura y se acumulaban sustancias tóxicas que provocaron la pérdida de especies, ha pasado a reverdecer.

El proyecto de renaturalización comenzó en mayo de 2016 de la mano del Ayuntamiento de Madrid con la apertura de seis de las diez presas que le conferían el aspecto de un río caudaloso y, además, turbio. Desde entonces, hace ahora un año, el agua corre libremente, lo que ha provocado un descenso del nivel de los 3,5 metros de profundidad a los 30 centímetros. De este modo, el agua canalizada y retenida desde mediados del siglo XX, al fluir ha propiciado la creación de islas naturales a causa de la sedimentación, en donde crece la vegetación como la enea, juncos, álamos, sauces y parras salvajes.

Como consecuencia de ello, el considerado por Quevedo «un arroyo aprendiz de río» se está poblando de aves y peces, para sorpresa de los residentes en la zona y de quienes transitan o pasean por Madrid Río, ya sean autóctonos o foráneos.

Cambio de «look»

Basta con dar un paseo, por ejemplo, entre el Puente de Toledo y el de Segovia para avistar la fauna que, cada vez en mayor número, elige el cauce del río para vivir o alimentarse. Diversas variedades de patos (azulones, ánades reales...), gansos, palomas torcaces, cigüeñas blancas, gallinetas comunes, garzas reales, fochas, estorninos, cormoranes, ruiseñores, jilgueros...

El Manzanares se está poblando de nuevos habitantes, incluidos los peces, como el barbo, el gobio o las carpas, las más visibles a simple vista, favorecidos por los distintos niveles de agua –en el tramo comprendido entre el Puente de los Franceses y el de la Princesa– que permiten que la fauna piscícola circule por el río sin la interrupción de las presas. De este modo se evita que quede confinada.

Ninguna de estas especies ha sido introducida sino que han ido apareciendo de forma natural a media que el río se ha ido regenerando y convirtiendo, con ello, en un corredor de fauna migratoria, así como de la que se desplaza entre los parques de la capital y de la región.

Garza Real y gallineta común en el río
Garza Real y gallineta común en el río - Jaime García

Ahora, en plena primavera se espera un auténtico «boom» de natalidad animal y del resurgir de la vegetación. El plan de renaturalización, que el gobierno de Manuela Carmena comenzó, impulsado por Ecologistas en Acción, comprende varias fases, una vez abiertas las esclusas.

El objetivo que se persigue es cambiar la imagen del Manzanares y devolver a su cauce una apariencia más natural, favorecer la anidación, hacerlo mucho más verde con la plantación de hasta 30.000 árboles en la ribera, además de favorecer su integración en la ciudad.

La primera de la tres fases que abarca, en licitación, salió a concurso por 1,2 millones de euros. Discurre desde el Puente de los Franceses hasta el de la Reina, coincidiendo con el inicio de Madrid Río. La obra consiste en eliminar parte de la escollera superior de cemento para sustituirla por vegetación, además de en el talud y en la plataforma, con 16.831 plantas.

La idea inicial era haber adjudicado en octubre el proyecto para que las obras hubieran arrancado a primeros de este año. Sin embargo, el proceso lleva retraso. La fase 2 dependerá de cómo evolucione el río por sí mismo, y, a tenor de la vegetación que ha ido creciendo y de las islas naturales que se han formado, de momento el Ayuntamiento no tiene intención de actuar. La última fase sería similar a la 1, e incluiría la creación de una vía peatonal y ciclista que enlazaría la senda existente con el Parque Lineal del Manzanares.

Para todos los gustos

La nueva imagen que luce el río y sus nuevos «habitantes», suscitan opiniones para todos los gustos. «Yo estoy encantada. El río ha mejorado muchísimo. Es una gozada ver a los patos, a los peces, a las gaviotas... Da gusto pasear por aquí», incide Patrocinio en el Puente de Segovia. «El río está muchísimo mejor, más natural y el agua muy limpia; antes estaba recubierta de una capa oscura», precisa Sergio, mientras lee a la sombra de un árbol. Junto a él, varios turistas se fotografían.

Jaime García
Jaime García - Patos azulones

«A todos nos gusta ver a los animales, a las tortugas, ranas, pero lo que no me gusta nada son los mosquitos que hay al haber tan poca agua. Algunos son como helicópteros», incide Ricardo. «No tiene que tener tan poca agua ni matorrales creciendo a su libre albedrío, son un nido de mierda; el río está asalvajado», sostiene Joaquín, mientras pasea a sus perros.

«El agua está más limpia, es bonito ver a los animales, pero hay zonas con matojos secos, descuidadas»

El bajo nivel del agua es la crítica general de los detractores de la apertura de las presas. Sin embargo, todas las personas consultadas por ABC coinciden en lo agradable que es ver a los animales. Es el caso de Luis, que incide en que «el cauce debería estar mucho más limpio de lo que está, tal vez sea porque no tienen dinero, pero mientras esté abandonado generará porquería. Eso sí, es una gozada observar la cantidad de animales que se ven: garzas, grullas... Nunca había visto nada igual».

Para Hermógenes «el Manzanares ha cambiando para mejor y el agua está mucho más limpia. Esto era un espacio estrecho y encajonado y ahora, gracias a Madrid Río, podemos pasear y disfrutar del entorno. Solo falta que eliminen los matojos secos para redondear el círculo». A Celia le llama la atención la vegetación y los animales y Rubí dice que «el río sigue siendo de chiste». Miguel Ángel, por contra, precisa que él nació en la zona y que «es una maravilla la transformación que ha sufrido. Lo tenemos que cuidar entre todos».

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