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Numerosos «okupas» abandonan el recinto ante la vigilancia policial - ISABEL PERMUY

El legado okupa del «Johnny»: armas, un abeto de marihuana, pitbulls y bicicletas robadas

La Policía Nacional detiene a 84 de los 310 radicales del colegio mayor, donde también malvivían un bebé y un menor fugado de un centro de acogida

Madrid Actualizado: Guardar
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Hasta 600 policías nacionales participaron ayer en el desalojo del Colegio San Juan Evangelista, el mítico «Johnny», en un dispositivo sin precedentes que acabó con 84 de los 310 okupas detenidos, la mayoría de ellos por vulnerar la Ley de Extranjería. Tras de sí, los usurpadores dejaban una ingente cantidad de porquería: excrementos, pintadas, un árbol de Navidad hecho con una planta marihuana, pitbulls, bicicletas robadas del servicio municipal y hasta una carabina... Es el resultado de 13 meses de ocupación ilegal, tiempo en el que los radicales han tenido tiempo de saquear todo el material informático y el emblemático salón de actos que hizo famoso a este centro universitario por sus conciertos.

El 16 de septiembre, la Universidad Complutense, propietaria de los terrenos, solicitaba al juzgado de Instrucción número 12 de Madrid medidas cautelares contra la ocupación, especialmente el desalojo.

La magistrada redactó el 30 de octubre el auto con la orden, que llegó a la comisaría de Moncloa-Aravaca (zona donde se ubica el edificio) el 2 de noviembre. La planificación policial arrancó entonces y ayer, a las 6 de la mañana, los agentes acordonaron la avenida de Gregorio del Amo e irrumpieron en el complejo, de 7.300 metros cuadrados. Están distribuidos en tres edificios de seis plantas cada uno, con numerosas habitaciones y capacidad para 500 personas.

La «hora cero» pilló a los okupas durmiendo, entre perros (había 25, la mayoría de razas peligrosas), cobayas y hámsters, especificó la delegada del Gobierno, Concepción Dancausa, que siguió el operativo con el jefe superior de Madrid, Alfonso Fernández, desde la Jefatura Superior. También escondían diez bicis de BiciMad, pastillas alucinógenas, hachís, marihuana y cocaína, para trapichear con ellas. De hecho, durante el desalojo, un tipo arrojó por la ventana 1.280 gramos de «coca». Se abrieron numerosas actas por tenencia de drogas. Los «inquilinos» se negaron a abrir las puertas de las habitaciones a los agentes, que tuvieron que echarlas abajo con mazas y arietes.

Entre los 84 detenidos, 80 eran inmigrantes sin papeles, el 80% de ellos de origen africano; también había bastantes cubanos y españoles; estos últimos minoría, pero ligados a grupos de extrema izquierda y antisistema. La mayoría son jóvenes. Cuatro de los arrestados tenían pendientes requisitorias judiciales, por, al menos, delitos contra la propiedad.

El día a día del centro okupa era el de una sucursal de la delincuencia: tenían la luz encendida las 24 horas porque la pagaba la Complutense, organizaban peleas de perros, realquilaban habitaciones por noches o semanas y hasta tenían entre ellos a un menor huido de un centro de acogida. También había un bebé de 7 meses que malvivía con su madre. La Policía Nacional pidió expresamente al Ayuntamiento de Madrid que acudiera el Samur Social. La respuesta del Consistorio de Carmena fue: «Si los padres del recién nacido son mayores de edad, que se desplacen por sus propios medios a la base de la carrera de San Francisco».

Viviendo en la piscina

El rastro dejado por los okupas era desolador: un olor nauseabundo a orina y excrementos, que obligó a los agentes a entrar con mascarillas, sobre todo en el auditorio, donde defecaban los perros. El «Johnny» estaba literalmente arrasado, saqueado y lleno de grafitis. Se habían llevado hasta los ordenadores, electrodomésticos, el mobiliario de las habitaciones y el cable de cobre. Hasta habían habilitado un cuartucho en la piscina para que durmieran cinco personas.

El amplísimo dispositivo policial estuvo comandando por la Brigada Provincial de Información, que desplazó a 22 agentes; hubo 380 «antidisturbios» (8 grupos de las Unidades de Intervención Policial —UIP—); 45 Unidades de Prevención y Reacción (UPR); 15 de Caballería; 10 de Guías Caninos; 23 agentes de Policía Judicial; 10 de la Brigada Científica; 4 helicópteros; 21 funcionarios de otras unidades y del distrito; el Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas (GOIT); el GEO en prevención...

La operación no está cerrada y no se descartan más detenciones, especificaron tanto la delegada como el jefe superior de Policía de Madrid, quienes comparecieron junto a los mandos de las unidades intervinientes.

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