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Dos individuos abandonan el polígono con mascarillas - FOTOS: DE SAN BERNARDO

Explosión química en Arganda«¡Socorro! ¡No podemos respirar!»

Una cadena de deflagraciones en una destilería de residuos y disolventes deja 36 heridos y miles de personas evacuadas

MADRID Actualizado: Guardar
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Una cadena de explosiones en una planta de reciclaje y tratamiento de residuos tóxicos y disolventes de Arganda del Rey dejó ayer 36 heridos de diversa consideración. Los tres peores parados fueron dos trabajadores de la empresa (varones de 36 años y quemaduras en el 18% del cuerpo y de 37 con el 30%) y una chica de 22 años del edificio anejo con la pelvis rota, a la que cayeron cascotes y cristales debido a la onda expansiva. Un hombre de 61 años sufrió traumatismos y quemaduras de segundo grado. No presentaban lesiones graves en el aparato respiratorio, por lo que su pronóstico, al cierre de esta edición, era grave. Además, hubo que evacuar cinco centros educativos, numerosas empresas y se produjeron serios desperfectos en edificios y negocios del polígono Bolondo.

El fuego se inició en una de las destiladoras del complejo.

Momentos antes de registrarse la mayor de las explosiones, dos pequeños estruendos alertaron a la barriada de la situación anómala que allí se cocía. «Hemos oído un par de estruendos, pero nada que ver con el petardazo posterior», explicaban sobre el terreno dos trabajadores de una empresa adyacente. «Ha vibrado todo y en unos segundos se nos han venido los cristales abajo», proseguían, conscientes de que la onda expansiva podía haber provocado una tragedia mayor.

Los estallidos dejaron paso a una enorme humareda compuesta, según explicó a Efe Joan Grimalt, del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC, por una sustancia plagada de carbonilla, de rapidísima combustión, «muy dañina» para la salud y que puede contener compuestos cancerígenos. «El ambiente es irrespirable», exclamaban los empleados que poco a poco iban evacuando el lugar. Durante horas, la nociva columna de humo se dejó ver desde decenas de kilómetros a la redonda y tuvieron que cortarse distintas carreteras de la zona sureste.

Dos policías heridos

La primera llamada al 112 entró a las 11.47 horas tras la aparición de un incendio provocado por las primeras explosiones. Hasta el lugar se acercaron los primeros policías locales que, minutos más tarde, fueron testigos directos del zambombazo; hay dos agentes heridos leves, que acudieron a los hospitales por sus propios medios.

Los bomberos, ayer, trabajando en la nave donde se originó el suceso
Los bomberos, ayer, trabajando en la nave donde se originó el suceso

La onda expansiva levantó del suelo a cientos de personas de la zona, sobre todo del cercano barrio de La Poveda, donde residen 7.000 personas. Provenía de la nave industrial de 10.000 metros cuadrados que la empresa Requimsa tenía en la Vereda de las Yeguas. La misma que el 5 de junio de 2013 fue también pasto de las llamas. Resurgió de sus cenizas en 2015 y contaba con todos los permisos en regla.

De manera preventiva, a las 12.54 horas se envió un aviso masivo a los 3.544 teléfonos fijos de los polígonos Borondo y Los Robles, comunicando la evacuación de todo el personal en un área de 500 metros a la redonda, coincidiendo con el perímetro de seguridad establecido por la Guardia Civil. También se informó a través de una «app» y en redes sociales. Alrededor de las 19.30 horas, cuando ya estaba el fuego controlado, se desactivó el Plan Territorial (Platercam), que estuvo varias horas en el nivel 1, y la orden de confinamiento.

En el entorno de la «zona cero», los cristales de las viviendas más cercanas, a un kilómetro de distancia, retumbaron. Muchos se resquebrajaron, también en el instituto La Poveda (además, hubo que desalojar a miles de estudiantes del IES José Saramago, los colegios públicos Federico García Lorca y Antonio Machado, y la escuela infantil Pinceladas); en el Secotel AB Arganda varios huéspedes tuvieron que ser realojados en otras habitaciones, mientras que en el parque empresarial se vino abajo el techo de un restaurante, entre otros daños.

En la calle, decenas de personas salían despavoridas por temor a sucesivas réplicas. Algunos pensaron en un primer momento que se trataba de un atentado; otros, como Rubén, ni siquiera tuvieron tiempo de reparar en ello: «Me he quedado sordo 15 segundos y tengo un fuerte dolor de cabeza; al resto de mis compañeros les ha pasado algo parecido».

En la calle del Plomo, José, operario en una planta de manipulación, esperaba con resignación a otro compañero para poder volver a casa. «Tengo el coche a 200 metros de la explosión y no me dejan pasar a recogerlo; tampoco sé si ha sufrido daños», manifestaba, señalando al cartel de la vía: «Para plomo el que hemos comido esta mañana».

Ventanales destrozados de una de las empresas afectadas
Ventanales destrozados de una de las empresas afectadas

La Comunidad de Madrid activó el Platercam debido al carácter nocivo de los productos quemados, por lo que se convocó el comité asesor, formado por las consejerías de Presidencia y Medio Ambiente; la Delegación del Gobierno; la Aemet, y los servicios de emergencias regionales (112, Summa y Bomberos del Gobierno autonómico). En el incendio posterior a las explosiones actuaron 11 dotaciones de extinción de incendio regionales (75 personas), uno del Ayuntamiento de Madrid (5 profesionales más) y 11 unidades del servicio de urgencias de la Comunidad. También se personó, de manera preventiva, el NRBQ, por posibles incidencias químicas.

Los empleados más graves fueron trasladados a las unidades de Quemados de La Paz, Getafe y Arganda, sin riesgo vital. A diez personas, trabajadores de la zona, se las llevaron a los Hospitales de Arganda, Gregorio Marañón, Infanta Leonor, La Princesa y del Henares. Una veintena más fueron al del Sureste por sus propios medios, principalmente por leves intoxicaciones por humo, picor de ojos y crisis de ansiedad, y a dos más las dieron de alta en el lugar de los hechos.

Alerta en la calle

Pese a que las autoridades recomendaron a los vecinos de Arganda y Rivas Vaciamadrid no abrir las ventanas de sus domicilios, algunas personas deambularon por la zona tapándose nariz y boca con jerséis y cualquier cosa que hubieran podido pillar. «No nos queda otra, acabamos de salir de trabajar», advertían Sonia y Danae, en la parada de autobús que las llevaba de vuelta a casa. El miedo a que se repitieran las explosiones, pero también a la toxicidad que emanaba de la empresa siniestrada, se apoderó de la ciudadanía.

El Gobierno regional informó a primera hora de la tarde de ayer de que, en ese momento, «los datos de calidad del aire no justificaban medidas de protección a la población de carácter extraordinario». Se está realizando un seguimiento medioambiental a través de tres estaciones fijas de medición, situadas en Arganda, Rivas y San Fernando de Henares, además de una cuarta móvil procedente de Alcalá de Henares y que se instaló en la «zona cero». También se trasladaron una de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y un captador de partículas del Instituto de Salud Carlos III.

En previsión de vertidos tóxicos a la depuradora de La Poveda, el Canal de Isabel II derivó el caudal a una balsa de laminación para depurar las aguas poco a poco y evitar un colapso.

Los bomberos trabajaban intensamente en el área. Perimetraron primero el foco y se atacó, primero, de manera indirecta, para conseguir confinarlo. Las primeras 24 horas son las fundamentales. Una vez quede extinguido el incendio, se procederá a investigar sobre el terreno las causas de lo ocurrido. En el de 2013, se determinó que el origen fue fortuito.

Los bomberos tratan de extinguir las llamas, tras las explosiones
Los bomberos tratan de extinguir las llamas, tras las explosiones
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