El presidente Suárez y Dolores Ibárruri se saludaron por primera vez ese 13 de junio en el Congreso
El presidente Suárez y Dolores Ibárruri se saludaron por primera vez ese 13 de junio en el Congreso - EUROPA PRESS

40 años de la TransiciónEl espíritu de la reconciliación toma las Cortes

Los gestos de conciliación fueron la tónica general en los pasillos del Congreso tras las elecciones del 15 de junio

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«Si hubiésemos de destacar una nota sobresaliente en las primeras sesiones celebradas, tendríamos que poner de manifiesto el significativo tono de cordialidad (....), el clima caballeroso y más que correcto». Así rezaba la portada de ABC aquel 14 de julio de 1977. Las primeras Cortes de la democracia habían echado a andar un día antes y a bordo viajaban extremos de la Historia de España: de supervivientes reconvertidos del Franquismo, a recién llegados del exilio. Un abanico antagónico que se solventó con altura de miras de los protagonistas. Tenían una misión.

Era un día histórico. Iniciaban su actividad las Cortes elegidas por sufragio universal. En el retrovisor, la Ley de Reforma Política, la legalización de partidos y las primeras elecciones democráticas, a las que acudió cerca del 80% de los españoles.

Ese día, el presidente Adolfo Suárez y sus ministros se repartían las miradas con los nuevos «habitantes» del Congreso. «Recuerdo el bullicio en los pasillos. Era un clima de euforia para todos, también para los franquistas evolucionados y la izquierda transigente. Todos habían renunciado a sus acuerdos de mínimos para llegar a ese momento», recuerda Fernando Jaúregui, que se estrenaba ese día como cronista parlamentario.

Sumar consensos

De las elecciones del 15 de junio habían salido las Cortes que legislarían una nueva Constitución, la de 1978. Adolfo Suárez y su plataforma de «centro democrático», la UCD, se convirtió en la primera fuerza política con 165 escaños. El PSOE, liderado por un joven Felipe González, quedó segundo con 118 escaños, convirtiéndose además en el principal partido de la izquierda. Le arrebataba así la hegemonía al PCE, que tuvo que conformarse con 20 diputados. «Era menos de lo que esperábamos, pero demasiado para los sectores inmovilistas. Lo que pasó es que se nos había hecho una campaña terrible, de come niños, y eso al final tuvo su efecto», recuerda Felipe Alcaraz, que en el 77 iba en las listas comunistas por Jaén, aunque no consiguió el escaño hasta 1979. La otra gran derrotada de las elecciones fue la Alianza Popular (AP) de Manuel Fraga, que sólo obtuvo 16 diputados en el nuevo Congreso.

UCD se convirtió en la principal fuerza política en las elecciones del 15-J, seguido del PSOE. El PCE se tuvo que conformar con 20 escaños

Fue un jornada de gestos de reconciliación que provocan nostalgia hoy. Cuentan las crónicas que Ignacio Camuñas «ejerció de ministro relacionando a unos y otros para sumar acuerdos»; que, en los pasillos, el presidente Suárez reconocía que el programa de Gobierno exigía «reformar muchos puntos de la legislación», mientras en el escaño Felipe González, vestido de oscuro y parapetado tras Alfonso Guerra, añadía que las elecciones habían supuesto «una ruptura democrática sin la expresión dramática que se quería darle». Y que en la mesa de edad del Congreso figuraban dos símbolos de la lucha antifranquista: Dolores Ibárruri y el poeta Rafael Alberti, 81 y 74 años, respectivamente. Vicepresidentes en esa jornada histórica. Era la imagen gráfica de la reconciliación.

«Fue lo que más me impresionó. Allí estaban un pedazo de Historia como Dolores Ibárruri, diputada por Oviedo, y un pedazo de Historia de la literatura como Alberti, diputado por Cádiz, que llegó con un traje de cuadros inenarrable, en una época en que todo eran grises o azules. Recuerdo que le dije «"Pasionaria, esto sí que no te lo esperabas, tú en la mesa de edad, casi presidiendo el Congreso" y me contestó tajante, "Sí, sí me lo esperaba"», cuenta hoy Jaúregui. De riguroso negro, no se le vio una sonrisa aquel día.

El PCE había sido legalizado el 9 de abril de 1977 como gesto de Suárez hacia la concordia. Tres meses después, ese 13 de julio, el presidente les tendió la mano en el Congreso y todos se desearon suerte. De forma literal. La escena ocurrió ante los ojos de Herminio Pérez Fernández, periodista parlamentario de ABC: «En medio de una gran expectación, Dolores Ibárruri –había regresado de la URSS dos meses antes– fue al despacho del presidente de las Cortes, donde estaba también el presidente del Gobierno.

Hernández Gil jura su cargo en la Zarzuela - SANZ BERMEJO
Hernández Gil jura su cargo en la Zarzuela - SANZ BERMEJO

Ibárruri saludó a don Antonio Hernández Gil y le deseó muchos éxitos. "Nos hace falta mucha suerte a todos", le contestó éste. Suárez, que estaba a su lado, veía que éste no acababa de presentarle a La Pasionaria y le tiró discretamente de la manga. «Me parece que no nos hemos saludado», dijo dirigiéndose a ella. A lo que Hernández Gil terció: "Le presento al presidente del Gobierno". "Mucho gusto. Le digo lo mismo: todos necesitamos mucha suerte", replicó ella».

Esa primera jornada de trabajo eligieron las mesas interinas del Congreso y el Senado y comenzaron los debates sobre la constitución de los grupos parlamentarios. Todos los protagonistas coincidieron en resaltar la emoción: Fernando Álvarez de Miranda (UCD), elegido presidente del Congreso, decía: «Colaboraremos de forma total para que en la nueva etapa que se abre en nuestro país se consolide netamente la democracia».

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