Luís Villares, con los miembros del Consello das Mareas
Luís Villares, con los miembros del Consello das Mareas - EFE

Un tercio de la cúpula de En Marea evita respaldar a Villares como líder

Doce de los treinta y cinco dirigentes tachan de «ilegítima» la nueva dirección del partido

Santiago Actualizado: Guardar
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Le ha costado mucho, pero Luís Villares ya lo tiene en su mano. El Consello das Mareas, el órgano ejecutivo de la confluencia rupturista, designó al magistrado en excedencia como su portavoz orgánico. Su líder, en la práctica. Tuvieron que pasar dos meses y un torrente de tensiones internas para que ayer el lucense pudiera encaramarse, al fin, a lo alto de la estructura del partido. Aunque en esta ocasión, tampoco le ha salido gratis. El acuerdo adoptado por los 35 miembros de la ejecutiva entraña una victoria parcial para los «villaristas» frente al grupo de críticos arremolinados en torno a la Marea Atlántica, Xulio Ferreiro y algunos contingentes menores de las mareas municipales, Anova o Esquerda Unida. La decisión de éstos de no votar en la elección del portavoz arroja otro capítulo más en el serial de luchas intestinas, hasta el punto de considerar «ilegítima» la nueva dirección.

«Será un honor para mí y una responsabilidad ser una de las voces, porque somos una coralidad», declaró Villares. Pasadas las votaciones en las que su nombre resultó electo, describió la elección de la nueva dirección permanente como un paso que «deja atrás cualquier tipo de división». «Los ánimos quedarán mucho mejor de lo que estaban, porque la gente estaba esperando de nosotros esto», puntualizó. No obstante, el que sigue no será un camino fácil.

Al comienzo de la reunión celebrada ayer en un restaurante a las afueras de Santiago, el portavoz parlamentario lanzó una «propuesta integradora» que, atendiendo a sus palabras, «no fue aceptada». «Habría sido lo ideal, hubiéramos deseado que no hubiese que votar». Pero hubo que hacerlo: y doce personas decidieron no participar en la votación, junto con dos que optaron por la abstención, Beiras y el propio Villares. «Hoy se emprendió un camino para la construcción de una organización diferente a la diseñada en los acuerdos de Vigo», clamó Rafa Dopico, erigido en portavoz del bloque alternativo.

A pesar de la elección, el magistrado se encontrará con fuertes contrapesos internos. Así lo indica la composición de la coordinadora, la mesa de once representantes que diseñará a diario la estrategia política de la marca populista. La lista «Máis Alá», encabezada por el lucense, consigue seis representantes, por los tres de «Somos Quen», liderada por el parlamentario Davide Rodríguez. «Queremos Participar», confeccionada por Cerna, se queda con dos integrantes. En esencia, la correlación de fuerzas entre los «villaristas» y sus críticos está casi al cincuenta por ciento.

A costa de otra disputa, Villares salva su primera bola de partido como figura política desde que se lanzara al ruedo como cabeza de cartel en las pasadas autonómicas. Sus compañeros de la lista «Máis Alá», originada para suscitar consensos y tapar las muchas grietas internas de la formación, le habían impuesto un veto que le impedía optar a la portavocía orgánica. Detrás de la maniobra estaban algunos de miembros de la marea coruñesa, con el beneplácito del alcalde herculino. Sin embargo, después de la reunión celebrada ayer en un restaurante compostelano, la no participación de sus rivales le facilitó las cosas.

En realidad, los partidarios del portavoz parlamentario eran mayoría en el Consello. Tanto «Somos Quen» como «Queremos Participar» se habían manifestado a favor del papel de Villares como rostro visible del partido, y no todos los componentes de «Máis Alá». se postularon en contra de esta idea.

Fin de un proceso

Solo el tiempo ha permitido a En Marea poner en marcha su agenda orgánica después de dos meses de impás. Tuvo que resolverse antes el liderazgo de Anova, asumido por Antón Sánchez, y los procesos que en paralelo mantenía Podemos para que se pudieran sentar de nuevo a la mesa. El Consello, además de definir la composición de la dirección, definió el papel de la confluencia en el futuro. «En Marea nació como espacio de ruptura —perfiló Villares— ante una crisis que era una estafa. Pasada esa fase de impugnación, estamos en la etapa de construcción de una alternativa política». «Vinimos a cambiar todo lo que hay que cambiar», apuntó.

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