Ferrol celebra sus 400 años mientras Viveiro aguarda un museo de la Pasión

Cuando se habla de Semana Santa procesional, en el imaginario no se suele identificar esta celebración popular con territorios como Galicia a pesar de la profunda tradición que existe en numerosas localidades. Viejos modos persisten con riqueza en lugares como Viveiro, Ferrol, Cangas, Fisterra, Paradela (Meis), Santiago o Lugo. Mientras, cristianos de aquí y de allá desempolvan pasos y dan nuevos impulsos a los desfiles en ciudades como La Coruña o en municipios orensanos como O Carballiño y Oímbra, con el aliento en ocasiones de administraciones públicas que ven en esta recuperación de lo perdido una oportunidad para el turismo. Esto se hace compatible con la labor evangelizadora al redescubrir la Iglesia en las hermandades un campo de trabajo con gran potencial puesto que, a contracorriente, las cofradías aportan buen número de fieles, en especial jóvenes.

Sin embargo, los últimos meses han venido marcados por la polémica con algunos de los nuevos dirigentes políticos vinculados a Podemos, en especial en Ferrol. Superados esos escollos, los desfiles arrancan hoy. Lo resume César Carreño, presidente de la Junta de Cofradías de la ciudad naval, peleón cuando el regidor amenazó con suprimir las ayudas municipales. «Con diálogo hemos pasado del desencuentro al Santo Encuentro», bromea en alusión al acto central del Viernes Santo que este año se celebrará en la plaza de Amboage y no en la de Armas, debido al riesgo que podría suponer una aglomeración en la segunda debido a su deficiente estado de conservación.

La Semana Santa ferrolana, en constante renovación en los últimos tiempos, incorpora tres nuevas imágenes que amplían el patrimonio o reemplazan a otras. El Miércoles Santo saldrán por primera vez el Cristo Yacente y la Virgen de la Caridad, obras de Pablo Lanclares. El domingo será el turno de la María Magdalena de Juan José Negri. Los tres, de factura andaluza.

Procesión extraordinaria

Pero no es lo único que suma en Ferrol. Sus cinco cofradías celebran sus 400 años de procesiones con nuevas altas en su filas: 362 personas se unen para conformar un grupo que ya alcanza las 3.100. Centrados ahora en su conmemoración anual, están preparando un programa extraordinario para, de mayo a septiembre, festejar sus cuatro siglos de historia con conferencias, conciertos, exposiciones e incluso una procesión extraordinaria. Así pondrán en valor el escrito encontrado en el archivo de la Concatedral de San Julián hace algunos años (se puede leer en el despiece que acompaña a esta información). En él, «el obispo de la época da instrucciones al párroco sobre cómo tiene que ser desde ese momento la Semana Santa», explica Carreño.

Y de Ferrol a Viveiro, dos ciudades hermanadas por su raíz cofrade. Al frente de los lucenses está José Veiga, que asegura que su «Semana Santa está en el mejor momento de su historia en participación tanto del pueblo como de las autoridades». También en la costa lucense alcanzan los 3.000 hermanos repartidos entre sus ocho congregaciones. En su caso los estrenos serán detalles, aunque la Virgen de la Esperanza desfilará sobre unas nuevas andas.

Su gran aspiración ahora —después de haber logrado la declaración de Interés Turístico Internacional a la par que Ferrol— es conseguir un museo de la Semana Santa. «Estamos trabajando por él. Esperamos que se logre esta legislatura, hablando en términos políticos», señala. Y es que la colaboración del Concello socialista es crucial, pues prevé ceder locales del claustro de San Francisco donde en estos momentos tiene oficinas municipales. En la actualidad hay ya cuatro pasos expuestos (el Ecce-Homo de la Caña, el San Pedro, El Prendimiento y la Esperanza) y la idea es «exponer toda la imaginería de la Orden Tercera que está guardada todo el año: la Cena, las imágenes articuladas del Encuentro y el resto de su patrimonio», indica Veiga. Este espacio podría ser, si funciona, el germen de un proyecto de más envergadura.

Daños en Lugo

Entre tantas buenas noticias, el borrón llega desde la capital lucense, donde se han visto obligados a suspender la procesión de la Virgen de la Soledad, conocida como «As Caladiñas». Las obras que se realizan en su capilla y los daños causados en las tallas como consecuencia de ellas han forzado esta situación «para evitar más deterioro a las imágenes y por la propia seguridad de los asistentes», señalan desde la Junta de Cofradías.

Galicia en estos días no son solo procesiones, pues destacan las representaciones vivientes que se realizan en Fisterra o Paradela, en el municipio de Meis. En ellas, sus vecinos se convierten en personajes bíblicos para entrar hoy a lomos del borrico en Jerusalén. En una semana, se encargarán de anunciar la resurrección.