El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ayer en el Parlamento
El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ayer en el Parlamento - MIGUEL MUÑIZ

Feijóo sugiere limpiar de cargas la AP-9 para continuar reclamando el traspaso

El presidente de la Xunta apuesta por que el Estado libere a Galicia de pagar 180 millones de euros en peajes

Sobre Cataluña: «No puedo aceptar que la autopista esté condicionada a los problemas territoriales»

Santiago Actualizado: Guardar
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La Xunta seguirá dando la batalla por el traspaso de la AP-9, pero no a cualquier precio. Alberto Núñez Feijóo extendió ayer a los partidos una hoja de ruta a seguir, antes de iniciar otra ofensiva política por la cesión de las competencias de la infraestructura. En ese guión, el Gobierno autonómico reclama al Estado que asuma el coste de los peajes de Rande y A Barcala, y que en consecuencia libere a Galicia de pagar un montante de 180 millones en peajes a la concesionaria. «Limpiemos la AP-9 de obligaciones presupuestarias y sigamos reclamándola», sugirió el popular en el momento de someterse al escrutinio parlamentario de la oposición: el último ordinario del actual periodo de sesiones.

El segundo veto del Ministerio de Fomento al debate de la transferencia en el Congreso hizo que la arena política gallega ganara en decibelios.

Los partidos utilizan los obstáculos planteados por el Ejecutivo de Rajoy como trampolín para dirigir sus críticas hacia la supuesta falta de influencia de Feijóo en Madrid. Le piden que abra una disputa a puerta gayola con sus compañeros de partido en aras de la defensa de los intereses de Galicia.

Es el caso, por ejemplo, de los socialistas. «Si quiere recuperar la credibilidad en este tema, rompa relaciones con el ministro», le conminó su portavoz en O Hórreo, Xoaquín Fernández Leiceaga. El PSdeG sigue en el proceso de afilar su perfil, especialmente después de que Pedro Sánchez se hiciera con el timón de Ferraz y la fecha del congreso autonómico se fijara para la vuelta del verano. Su alternativa pasa por que la Xunta dé un portazo en varios tiempos al PP en Madrid. Primero, abandonando la comisión bilateral de gestión de la autopista y, a continuación, aglutinando en una «embajada pacífica» a cuatro representantes de los partidos gallegos para que expliquen a la Mesa del Congreso las razones de la transferencia. De no ser así, Leiceaga activará los trámites para solicitar un pleno extraordinario que sea monográfico sobre la AP-9.

Los envites del dirigente del PSdeG —que acusó al PP de Madrid de «antisistema» por hacer caso omiso al Legislativo autonómico— encontraron réplica en las intervenciones de Feijóo, al que no le pasa desapercibido el giro discursivo del partido: «Ustedes ya saben lo que quieren ser de mayores: aliados de las mareas de Podemos».

El titular de la Xunta dejó claro al economista que pondrá por delante las supresión de las cargas económicas de la autopista antes de embarcarse en nuevas aventuras frente al Estado. «¿Usted estaría de acuerdo en pedir la transferencia y que fuera Galicia quien pagara los peajes de Rande y A Barcala? Yo no, ya se lo anticipo».

El desafío catalán

Huidizo de esos «pactos espúreos», Feijóo previno a la Cámara de imposibles. De momento, la administración autonómica se aferra a los avances conseguidos con Fomento —como la comisión bilateral— para demostrar que en San Caetano no están de brazos cruzados. Las circunstancias del momento político español dan una vuelta de tuerca más a la de por sí difícil tarea de persuadir al Ministerio. Según el presidente, encima del escritorio de Íñigo de la Serna también reposan varias peticiones de traspasos enviadas desde Cataluña; y que llegado el momento de una hipotética negociación podrían servir como moneda de cambio para aplacar la deriva secesionista. «Ya sé que ahora no es el mejor momento para hacer transferencias a las Comunidades Autónomas», aseguró, «pero no puedo aceptar que esté condicionada a los problemas estructurales y territoriales del Estado español».

De ellos se alimenta el relato del BNG, que ha hecho de la AP-9 bandera. La portavoz de los nacionalistas, Ana Pontón, reclamó a Feijóo que dejara de lado «el método de la sumisión» a Rajoy y se pusiera en primera línea contra Madrid. «Esto no va de informes jurídicos, esto va de hacerse respetar como país».

En sintonía con el resto de partidos de la oposición, En Marea denunció el «bochorno» que produce para el conjunto de los gallegos el veto de Fomento. «¿De qué sirvió la mayoría absoluta del PP si no es capaz de hacer valer la posición unánime de Galicia?», cuestionó el referente de los populistas, Luís Villares.

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