ELECCIONES GALICIAEl PP se resiente ante el empuje de En Marea mientras el PSOE resiste

La derecha pierde cinco diputados y 280.000 votos. C's solo suma 130.00 apoyos y apenas tendrá un escaño

La izquierda radical se convierte en el primer partido de la oposición en Galicia. El BNG desaparece del Congreso

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El desgaste de la marca del PP a nivel estatal y de su candidato, Mariano Rajoy, también se dejaron notar en los resultados de Galicia, donde el «efecto Feijóo» y el gobierno de la Xunta no han sido suficientes para frenar el retroceso popular. Aun así, el PP gana las elecciones con 10 escaños de 23 que había en juego, lejos de los 15 obtenidos en 2011, cuando tocó su techo del 52%. El de anoche es el peor resultado del PP gallego en los últimos veinticinco años, a pesar de superar en casi nueve puntos los números del partido en el conjunto de España. [Consulta los resultados en detalle]

La gran revelación por la izquierda no es el PSOE, que sufre una de sus peores derrotas de su historia en Galicia, sino En Marea, el conglomerado de Podemos, Esquerda Unida y Anova, entre otras minorías, que irrumpe con 6 diputados y desbanca a los socialistas como la segunda fuerza política de la Comunidad, que a pesar de todo resisten y conservan sus 6 escaños.

Ciudadanos paga su rácana campaña y apenas obtiene una solitaria acta en el Congreso —las encuestas preelectorales le auguraban hasta seis—, mientras que el BNG desaparece de la Cámara Baja, en un resultado auspiciado por todos los sondeos.

Objetivo fallido

Al comienzo de la campaña, el PP fijó en 12 diputados su objetivo para estas elecciones, tres menos de los obtenidos en 2011, en mitad del sobredimensionado fragor anti-Zapatero. Los resultados han sido peor de lo previsto, y enrarece el ambiente de cara a las elecciones autonómicas del año próximo, para las que todavía se ignora si repetirá como candidato Alberto Núñez Feijóo. Los populares han sido primera fuerza en todas las ciudades a excepción de Vigo, aunque en urbes como La Coruña y Ferrol en una situación de empate técnico con En Marea. Aun así, pierden casi 280.000 votos, quedándose a las puertas de la cifra simbólica de los 600.000. Sin embargo, Ciudadanos apenas capta la mitad de los apoyos que pierde el PP. El trasvase, por tanto, no es directo.

Lo que sí ha quedado en evidencia es que Ciudadanos ha restado voto al PP pero sin que ello se tradujera en representantes para la formación naranja —solo uno en La Coruña—, una división en el electorado de centro-derecha que beneficia a la izquierda radical. Sucedió en las municipales y en estas generales se ha reeditado el escenario. El gran temor en el PP es que esto se repita en las próximas autonómicas, con mucho más en juego que estas generales para Feijóo.

Cambios en la oposición

Desde anoche, el primer partido de la oposición en Galicia es En Marea, adelantando a un PSOE que paga caro los apoyos a los alcaldes de las Mareas en Ferrol, Santiago y La Coruña, la imputación de su secretario general por cuatro delitos de presunta corrupción, el despropósito de la Diputación de Lugo y las purgas internas contra el sector afín al anterior líder, Pachi Vázquez. El PSdeG se deja 130.000 votos y se hunde un poco más, aunque podrán argüir que conservan los seis diputados. Desde el «sorpasso» del BNG al PSOE de Abel Caballero en las autonómicas de 1997 no se había visto esta situación, que complica las aspiraciones de José Ramón Gómez Besteiro, a la espera todavía de que se dilucide su situación procesal.

En Marea adelanta al PSOE en las provincias de La Coruña y Pontevedra, así como en todas las urbes gallegas, incluidas Vigo y Lugo, ambas con alcaldes socialistas. En la ciudad olívica, el PSOE de Caballero ha pasado del 52% en las últimas municipales al 22%. Los socialistas no consiguen rentabilizar los gobiernos de las diputaciones de Lugo, La Coruña y Pontevedra.

La situación de En Marea va a ser paradójica. En el Parlamento de Galicia apenas tiene siete escaños —y puede perder uno más si la sustituta de Yolanda Díaz, de la corriente Cerna, se va al grupo mixto imitando el comportamiento de Chelo Martínez—, pero con los resultados de las generales, la izquierda radical es la segunda fuerza política de la Comunidad.

El otro gran derrotado es el BNG, que concurría a estas elecciones bajo la marca de Nós-Candidatura Galega, después de fracasar la operación de fraguar una lista unitaria con Podemos, Anova e IU. Obtiene un pírrico 4,3% —C’s les duplica en apoyos— y por primera vez en veinte años no tendrá representación en las Cortes, acentuando su progresivo y creciente declive en las urnas, iniciado en 2009. Desde entonces, el nacionalismo, escindido y enfrentado, sigue escarbando su propio suelo elección tras elección. El futuro del BNG queda en el aire.

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