Autismo, el trastorno invisible

Uno de cada cien escolares gallegos, como mínimo, es autista. Se desconocen los motivos, pero los datos sí confirman que los trastornos del espectro autista han aumentado tanto en los últimos años que en los países donde más avanzadas están las investigaciones —caso de Inglaterra o Estados Unidos— ya se habla de pandemia. Las cifras las revela el presidente de la Federación Autismo Galicia, Antonio de la Iglesia, que pone el acento en la importancia del diagnóstico precoz para que los menores que padecen esta patología puedan potenciar al máximo sus capacidades. Para eso, subraya durante una charla con ABC, es fundamental que los padres no miren hacia otro lado y den cuenta de la situación cuanto antes.

«Me he encontrado con madres que se negaban a aceptar que a su hijo le pasaba algo o con médicos que dicen que si un niño tarda en hablar no hay problema, que ya lo hará», afirma De la Iglesia como llamada de atención.

Según este experto aclara, hay una serie de indicios muy evidentes a los que los padres deben estar atentos. Se trata de señales de alarma que no se deben pasar por alto. «Si el niño no mira a los ojos, rechaza las caricias, hace movimientos repetitivos o tarda en hablar es necesario un examen», explica el presidente de la Federación, padre de una niña con autismo que desde hace más de veinte años comparte su experiencia con otras personas en la misma situación. Lo hace en las conocidas como «escuelas de padres», donde los progenitores aprenden a adelantarse a los obstáculos que deberán superar y a solucionar los problemas del día a día apoyados en la experiencia de otras familias. Coincidiendo con el Día Internacional del Autismo, desde la federación gallega explican que la horquilla que abarca este espectro es tan amplia que da cabida a menores que nunca llegan a caminar y a otros que han llegado a aprobar el curso de piloto comercial. Sus vivencias desmontan muchos de los clichés que sobrevuelan este trastorno, todavía muy desconocido. Sobre su origen, parece clara la influencia del factor genético, pero se estudia la afectación del ambiente. También se desconocen las causas del incremento de casos de los últimos años que, según De la Iglesia, va más allá de que ahora su detección sea más certera.

Para visibilizar esta causa, monumentos a lo largo y ancho de toda la Comunidad gallega, como la Catedral de Santiago, se tiñeron ayer de azul, el color a través del que las asociaciones pretenden conectar con la sociedad para estrechar la frontera invisible que, en muchas ocasiones, separa a los autistas del resto del mundo.