Instalaciones de Nestlé.
Instalaciones de Nestlé. - EFE
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Juicio a Nestlé porque su agua embotellada quemó el esófago al cliente de un bar

El informe pericial confirma la nocividad del líquido y tanto juez como fiscal quien llevar al banquillo a la multinacional, seis años después

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Representantes de Nestlé Waters España SA -división dentro del gigante empresarial de la alimentación- tendrán que sentarse casi con toda seguridad en el banquillo en un juicio por las lesiones que causó una botella de agua a un alicantino que se quemó el esófago al beber un trago en un restaurante.

Estaba celebrando la graduación de su hijo con otros matrimonios y no pudo llegar al aseo: se cayó al suelo retorciéndose por el dolor, aunque tuvo la habilidad de impedir que otros bebieran de la botella, con sosa cáustica.

El afectado, que estuvo hospitalizado por quemaduras hasta en el estómago y tardó cinco días en recuperarse inicialmente, lleva desde 2010 esperando en los tribunales una compensación, que podría ser de 30.000 euros, y ahora parece que Nestlé tal vez tenga que asumir la responsabilidad civil.

No obstante, el asunto ha dado algunos bandazos hasta que el informe pericial ha concluido que, efectivamente, el agua contenía sustancias nocivas.

Inicialmente, en marzo de 2011 la empresa reconoció un fallo en el proceso de limpieza de las botellas de cristal -marca Viladrau- en su planta de producción en Girona, e incluso retiró diez palets, entre los que se encontraban cuatro que habían llegado al almacén de Alicante, de donde procedía la botella tóxica, de una partida de 153 servidas al mismo restaurante, en la zona de la Albufereta.

El juez imputó entonces a cinco operarios de Nestlé y rechazó archivar la causa, aunque la compañía alegaba que sus procesos de limpieza eran «rigurosos» y achacó el fallo a un dosificador, lo que causó paradójicamente un problema de sosa cáustica por «defecto» y por no «exceso». En cualquier caso, los análisis de Salud Pública determinaron que la intoxicación se produjo por el PH del agua.

Petición de archivo

Un año después, la Fiscalía instó a dar carpetazo al asunto al apreciar que el agua no salió contaminada de la planta embotelladora y, por lo tanto, no se había cometido delito por imprudencia. También se argumentó que no se había detectado ningún problema en el resto de botellas de esa partida. Estaba descartado igualmente un problema posterior de manipulación en el restaurante, dado que tanto el afectado como el camarero corroboraron que la botella tóxica estaba precintada al abrirla.

Ahora, con el informe tan esperado sobre el agua, el Ministerio Público vuelve a estar por llegar a juicio oral, en la misma línea que el juez del caso.

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