Isabel Bonig interpela al presidente valenciano, Ximo Puig, en la tribuna de las Cortes
Isabel Bonig interpela al presidente valenciano, Ximo Puig, en la tribuna de las Cortes - MIKEL PONCE
Política

Bonig cumple un año como presidenta del PPCV con el reto pendiente de un congreso abierto

Su principal logro, la recuperación electoral; en el «debe», resolver definitivamente la situación en Valencia ciudad

VALENCIA Actualizado: Guardar
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La presidenta del PP valenciano, Isabel Bonig, ha cumplido esta semana un año al frente del cargo. Fue a finales de julio de 2015 cuando, tras el paso a la oposición, Alberto Fabra se convirtió en senador territorial y dimitió como presidente regional de la formación popular. En una decisión de la junta directiva, pendiente de ratificación en un congreso (el mismo procedimiento que se siguió con Fabra al dimitir Francisco Camps), Bonig fue nombrada la primera mujer presidenta del PPCV. La secretaria general de Génova, Dolores de Cospedal, visualizó el respaldo de la dirección nacional.

Un año después, Bonig puede esgrimir varios logros pese al complicado momento que atraviesa su partido en la Comunidad Valenciana, alejado de las instituciones por primera vez en dos décadas.

El fundamental, haber evitado que el PP valenciano se rompiera en mil pedazos tras la derrota y los constantes escándalos de corrupción. Los barones provinciales, especialmente los de Castellón (Javier Moliner) y Alicante (José Císcar), han cerrado filas con Bonig. Tiene el respaldo absoluto también del presidente de la gestora de Valencia ciudad, Luis Santamaría, y el del grupo parlamentario en las Cortes, donde ha situado a sus «guerreros» en puestos de responsabilidad para endurecer el discurso. Su secretaria general, la alicantina Eva Ortiz, completa el núcleo duro.

Su capacidad para unir a un partido que en los últimos meses antes de las elecciones amenazaba con implosionar, a pesar de la derrota, ha impresionado a Génova, que en un primer momento se planteó a Bonig como solución transitoria por la salida de Fabra, pero que ahora no vería con malos ojos su continuidad tras el congreso regional. Y ese es el gran reto pendiente de la presidenta popular: ser la primera presidenta del PP valenciano elegida por la militancia, en lugar de por las delegaciones de compromisarios de cada junta local, como ha sucedido hasta ahora.

Bonig llega a la sede del PPCV acompañada de Maica Rams
Bonig llega a la sede del PPCV acompañada de Maica Rams - ROBER SOLSONA

Bonig quiere además que el congreso sea abierto también en cuanto a candidaturas. El número de avales para presentarse será especialmente bajo, para que cualquiera con un mínimo apoyo pueda plantear una candidatura. En cualquier caso, visto lo visto, parece difícil que se postule alguien con opciones de hacerle sombra. Si hay candidatos alternativos, que casi seguro los habrá, serán aspirantes sin «partido» detrás. Los principales dirigentes han aceptado el liderazgo de Bonig, con algunas reservas al principio y abiertamente en la actualidad.

Progresión electoral

En esta situación ha tenido mucho que ver también la progresión electoral del PPCV. Cierto que han sido elecciones generales, en las que se vota en clave nacional, pero el PP valenciano no ha parado de recuperar votos desde que perdió la mayoría absoluta en mayo de 2015. En las dos citas con las urnas desde entonces han recuperado 260.000 votos, y ya están cerca del millón de papeletas (917.000). En los mejores tiempos, el PPCV rozaba los 1,5 millones.

Por contra, Bonig tiene aún un gran asunto pendiente: la resolución definitiva a la situación del PP en Valencia ciudad, atenazado por las sospechas de corrupción en el Caso Taula. La decisión del Supremo sobre la exalcaldesa Rita Barberá, que probablemente terminará siendo investigada por el presunto blanqueo de capitales en las campañas electorales, amenaza con zarandear aún más al partido. Bonig ha disuelto la junta local, ha nombrado a Santamaría al frente de la gestora y ha instado a los concejales imputados a dejar el acta en varias ocasiones, sin éxito. Génova ha preferido contemporizar y limitarse a suspenderlos de militancia (a petición propia, además) pero manteniéndolos dentro del grupo popular en el Ayuntamiento.

Romper con el pasado, pasar página definitivamente y contruir un nuevo partido al margen de los implicados en Taula, Gürtel, Púnica o Brugal es el gran reto que tiene por delante Isabel Bonig en el aniversario de su nombramiento, para que el PP valenciano pueda volver a ser una opción de gobierno en 2019.

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