La rutina de los «días históricos» en el Parlament

Acostumbrados ya a la rutina de los «días históricos», apenas dos centenares de personas han acompañado hoy en el parque de la Ciudadela a los 135 diputados que esta mañana aprueban la declaración de «inicio del proceso».

Con problemas técnicos -la pantalla para seguir el debate desde el exterior se ha estropeado a la primera de cambio-, la habitual mezcla de jubilados y estudiantes haciendo novillos ha ido subrayando las intervenciones de los líderes de los grupos con vítores o silbidos, en función claro de su sintonía con el «procés». Con cierta actitud cansada, la de quienes ven como la excepcionalidad política es el quehacer diario en Cataluña, el entusiasmo independentista oscila a las puertas de la Cámara entre el aburrimiento por lo tedioso del debate con la ilusión de que la «desconexión» es cuestión de días. «Venimos siempre», explica con actitud millitante una señora con bandera, pañuelo al cuello y pancarta.

A su lado, un tenderete con «merchandising» independentista reciclando material de las últimas «diadas».

Junto a los fans del proceso, otra docena de personas con banderas españolas, opuestas en el fondo y en la forma al significado del enésimo «día historico», un choque de ideas políticas que no se ha traducido de momento en más forcejeo que el dialéctico.

Con mucho más ímpetu se han manifestado los trabajadores de Eulen, operadora de servicios telefónicos con 326 trabajadores amenazados de perder el empleo, en la ya habitual manera de buscar foco mediático aprovechando la inusual concentración de diarios, teles y rádios.

Mucha más retranca, a varios kilómetros de distancia, han tenido los vecinos de Bellaterra, núcleo que aspira a independizarse de Cerdanyola del Vallès (Barcelona), y que esta mañana han denunciando cortando una carretera que los mismos partidos que claman por la soberanía en el Parlament les niegan el «derecho a decidir» en el pleno del municipio.