José Sacristán:«“Muñeca de porcelana” es una colonoscopia del poder»

José Sacristán está como un pincel: «He adelgazado doce quilos y me cabe la ropa de “Asignatura pendiente”, la película que rodé bajo las órdeses de Garci en 1977”». El actor de Chinchón recala estos días en el escenario del Teatro Poliorama de Barcelona para dar vida a Mick Ross, un multimillonario corrupto, protagonista de «Muñeca de porcelana», de David Mamet.

Un rol complejo que borda a la perfección. «No quiero tirarme flores pero tengo que explicar que el representante de Mamet vino a vernos en Madrid y al poco tiempo recibí una carta del propio Mamet que adjuntaba esta pulsera que llevo en la muñeca con su nombre. Es un regalo muy importante para mí; no se recibe una pulsera desde California cada día y menos de uno de los grandes.

A esto sumo que Al Pacino hizo este papel en Broadway hace unos meses y creo que él no tiene esta pulsera…».

Sacristán define la obra como una colonoscopia del poder. «Ross es un hombre que maneja el poder moral pero cuando empiezan a torcerse la cosas…». No quiere desvelar qué le ocurre a este viejo tiburón cuando el viento va en su contra. A su lado está Javier Godino que interpreta a su mano de derecha. «Este joven ayudante es un tipo hiperpreparado que yo defino como un soldado del capitalismo», añade Godino, que ya trabajó junto a Sacristán en otro montaje.

El título original es «China doll». «El título hace referencia a una señorita muy bien dotada que es la amante de Ross –destaca Sacristán–. La función empieza cuando el protagonista acaba de comprar un avión a su amante». No da más pistas pero defiende su personaje: «Me gusta s er el abogado defensor de mi personaje y creo que el poder es muy peligroso. Lo que hemos contado suena a muy estirado pero ya avanzo que también hay momentos de relajo durante la función». «Mamet no deja títere con vida», advierten ambos actores. La política, la economía y los medios de comunicación se entrelazan.

Sacristán reconoce que ya ha tenido el disfrute con otras obras de peso como «La muerte de un viajante» de Miller pero que «Muñeca de porcelana» no es cualquier cosa. «Me pilla casi con ochenta primaveras y con mucha experiencia pero tengo la suerte de poder elegir los roles», asegura.