«Quartett» en su estreno en Milán
«Quartett» en su estreno en Milán - ABC

La Fura dels Baus regresa al Liceu con «Quartett»

La ópera de Luca Francesconi se presenta en el Gran Teatre entre el 22 de febrero y el 3 de marzo

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Hacía tiempo que La Fura dels Baus no paseaba su particular lenguaje teatral por el escenario del Gran Teatre del Liceu: no lo hacía desde esa inolvidable producción que allí firmara en 2011 de «Le Grand macabre» de Ligeti. La próxima semana la compañía catalana regresa al coliseo barcelonés, nuevamente de la mano del director Àlex Ollé y de una ópera contemporánea como es «Quartett», del compositor italiano Luca Francesconi –que también escribió el libreto– que el propio «regista» catalán estrenara en La Scala de Milán en la «première» absoluta de la obra en 2011.

Se trata de u na ópera inspirada en la obra de teatro del mismo nombre del conocido dramaturgo alemán Heiner Müller, quien adaptó la novela «Les liaisons dangereuses» de Pierre Choderlos de Laclos y que se hiciera famosa por la versión cinematográfica que Stephen Frears estrenara en 1989 («Las amistades peligrosas», con Glenn Close, John Malkovich, Michelle Pfeiffer y Keanu Reeves).

«Quartett», que se podrá ver en el Liceu en cinco funciones entre el 22 de febrero y el 3 de marzo, nació de un encargo de Stéphane Lissner cuando era director de La Scala de Milán, quien le había encomendado a Francesconi la composición de una nueva ópera. «Cuando nos conocimos», comenta Àlex Ollé, «Luca ya hacía tiempo que tenía este proyecto en mente con la voluntad de dedicarle un período de trabajo mínimo de dos años antes del estreno. Luca, que había visto mi montaje de “Le Grand macabre”, me llamó por si estaría interesado en dirigir “Quartett” en Milán. Yo recordaba perfectamente la obra de teatro porque, como a la mayoría, me había seducido la complejidad, la riqueza dramática y la particular hermenéutica casi simbólica que el dramaturgo planteaba a los espectadores. Es un texto lleno de metáforas, de significados y referencias encubiertas. Por este mismo motivo, es una obra exigente y difícil de poner en escena, y mucho más aún de transformarla en ópera».

Según Müller, todo transcurre en «un salón antes de la Revolución Francesa» y en «un búnker después de la Tercera Guerra Mundial», este último, un espacio adecuado para el aislamiento de los dos protagonistas –Merteuil y Valmont–, dos arquetipos de la clase media-alta típica de las sociedades occidentales. Al búnker Ollé sumó otro espacio escénico estableciendo «dos niveles de acción y de diálogo con el espacio», apunta el director de escena, creándose, a petición del compositor, un tercer nivel. De ahí la escenografía de Alfons Flores, en la que el búnker queda suspendido en medio del escenario como si estuviera flotando. Sobre todo ello se proyectan imágenes diseñadas por el cineasta Franc Aleu.

La partitura aporta a su vez cuatro niveles musicales: hay música interpretada en directo por la orquesta, más material manipulado, pregrabado y creado electrónicamente. Defenderán a los cuatro personajes de esta sugerente historia en clave contemporánea Robin Adams y Allison Cook, contando con la dirección musical de Peter Rundel.

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