El segoviano Salvador De Miguel ha sido uno de los ganaderos que ha tenido que vender sus vacas de ordeño
El segoviano Salvador De Miguel ha sido uno de los ganaderos que ha tenido que vender sus vacas de ordeño - I. J.
Economía

El sector lácteo mira a Bruselas

Los «humillantes» precios ponen contra las cuerdas a un sector que espera hoy una respuesta del Consejo de Ministros en la UE

Valladolid Actualizado: Guardar
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Son ellos los que se sienten ordeñados por la industria, que exprime los precios que les paga por su materia prima que sale de las ubres de su vacas hasta un extremo que consideran «insostenible» y «humillante». Y de nuevo la amenaza de no recoger su leche -un producto perecedero e imposible de conservar en sus tanques- pende sobre las cabezas de un sector que no consigue levantarse. Por eso, los ganaderos del vacuno de leche están de nuevo en pie de guerra y no sólo con los ojos, sino con los cinco sentidos, puestos en Bruselas, donde hoy se celebra un Consejo de Ministros de Agricultura y Pesca del que esperan al menos una respuesta.

Allí están ya las demandas y propuestas de Castilla y León acordadas por productores, industria

y Junta en la Mesa del Vacuno de Leche y respaldadas por los partidos políticos, que se han posicionado al lado de unos ganaderos que ven muy negro el futuro, e incluso el presente, de su blanca materia prima por la «penosa situación de los precios». De la mano de la consejera de Agricultura, Milagros Marcos, entregaron el viernes al director general de Agricultura y Desarrollo Rural de la Comisión Europea, Jerzy Bodgan, el decálogo de medidas que plantean a un «problema» que tienen claro no es sólo de la Comunidad, ni siquiera de España, sino que afecta a toda Europa. El fin el pasado mes de abril de las cuotas lácteas -vigentes en la zona comunitaria desde 1984-, acabando con el tope de producción, el prolongado embargo ruso, la caída de las exportaciones a un mercado tan grande como el chino, y también en el nacional, se mezclan en una coctelera explosiva que está a punto de detonar y dinamitar al primer y más débil eslabón de la cadena: los productores.

En ese documento llevado a Europa, Castilla y León no sólo alerta del actual «desequilibrio» del sector, sino que ya augura que las «perspectivas hacen pensar que la situación no va a mejorar a corto plazo» y las explotaciones ganaderas «ven cada vez más amenazada su viabilidad económica». Por eso, plantean un decálogo de actuaciones en el que reclaman que se reconozca la delicada situación general en la Unión, aunque con variaciones según el territorio, lo que requiere acciones «de mercado de ámbito europeo» de carácter «excepcional» y «temporal» que «permitan dar un giro a la situación».

Actuaciones «obligatorias» para «todos» los estados miembros, dejan claro, que han de comenzar por la «contención» de la producción a niveles anteriores a la bajada «generalizada» de precios, prestando «especial atención» a quienes dan más leche que consumen. Revisar los precios de intervención públicos, apoyar la constitución de una organización de productores, incrementar las competencias de la Organización Internacional Láctea o continuar las campañas de promoción del consumo de lácteos también figuran entre esas propuestas que Castilla y León considera ayudarían a dar viabilidad al sector, ya que «aquí no sobra leche».

Y es que, inciden, España es «deficitaria» en producción. Si se consumen unos 9 millones de toneladas de este producto básico en la cesta de la compra -en ocasiones usado como reclamo y con ventas a pérdidas que también denuncian- sólo se producen 6,5 millones. Castilla y León tiene un peso importante dentro del sector, detrás de la hegemónica Galicia. Con unas 800.000 toneladas de leche al año representa el 13% del total nacional. La media por explotación es sensiblemente superior a la nacional: 511 toneladas frente a 302, un factor que antes del fin del cupo lácteo se vio como una oportunidad, pero no ha cuajado.

Acuerdo por la sostenibilidad

Ni siquiera el acuerdo por la sostenibilidad de la cadena de valor firmado por la ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, el 23 de septiembre de 2015, con representantes de los productores, la industria y la distribución, ha servido para que los precios remonten, pese a que precisamente unos pagos «mejores» por la leche era el principal fin de la multitudinaria rúbrica fruto de duros meses de trabajo y negociaciones a varias bandas.

Cierto es que la producción, con oscilaciones mes a mes, ha subido desde hace un año, pero los precios no repuntan. Según el informe del FEGA (Fondo Español de Garantía Agraria), en Castilla y León los ganaderos recibieron en enero de media 0,314 euros por cada litro de leche, lo que supone 0,019 menos que en el mismo mes del año anterior. Son también 0,003 euros menos que en diciembre, cuando la caída de los precios volvió de nuevo a una estadística que había conseguido remontar ligeramente desde esa firma. Pero «no cubren los costes de producción», que los ganaderos sitúan aquí en entre 0,34 y 0,37 euros.

Cien ganaderos menos en un año

Por el camino ya se han quedado en el último año unos cien ganaderos. Pero el futuro de los 1.350 que quedan no es halagüeño. La «profunda crisis» se ha «acentuado», subraya el líder regional de Asaja, Donaciano Dujo. «¡Y lo peor es lo que está por llegar!», advierte desde UCCL Jesús Manuel González Palacín. El precio, que ya es una «ruina», no ha tocado suelo y seguirá bajando. Además, hay ganaderos que no saben ni siquiera si podrán dar salida a su producción. León, Ávila y Palencia son las provincias más afectadas por una «amenaza» general que, según los cálculos de Asaja, puede llevar a que en torno a cien ganaderos vean cómo de las ubres su leche pasa a la cisternas y, de ahí, al desagüe. Aunque la negociación para intentar una solución está abierta, hay empresas como la irlandesa Ornua o la lusa Celta que ya han enviado a sus suministradores cartas comunicándoles que desde el 1 de abril -fecha tradicional de vencimiento de contratos- dejarán de recogerles su producción. De tener que hacerlo, lo pagarán al 0,18 céntimos -precio de intervención-, la mitad de lo que suponen los costes, «abocando a la ruina y al cierre». Y a esto se une el anuncio por sorpresa de Lauki de cerrar su planta en Valladolid, pese a que es «viable», y con la que trabajan un centenar de ganaderos de la Comunidad.

Ante este panorama, Asaja solicita que la Junta ponga en marcha un plan de abandono voluntario «indemnizado». La actuación debe ser «urgente», inciden desde UPA-COAG, a la vez que las cooperativas reunidas en Urcacyl reclama un «mayor control» de las cubas de leche comercializadas fuera de contrato y alerta de que «algunas industrias» han rescindido sus acuerdos y se «abastecen exclusivamente» así, comprando incluso más, por un precio de entre 0,17 y 0,20 euros el litro mientras el sector agoniza y ve negro su futuro.

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