La dacha del Tiétar

Persiste la inquietud por los escasos resultados de las políticas contra la despoblación, contra los parches por dar la vuelta a un censo con más muertos que nacidos, contra la diáspora de jóvenes titulados que salen de las nueve provincias en busca de mejores oportunidades . Sale desazonado Juan Vicente Herrera por la gravedad del asunto, empeñado en hacer la autocrítica que a su partido le repele, para reclamar una estrategia estatal contra las vacas flacas demográficas, en una nueva Conferencia de Presidentes .

Hace unos días, hemos conocido que Pablo Iglesias Turrión no estaba muerto ni de parranda desde las elecciones catalanas, sino recluido en una casa rural próxima a Arenas de San Pedro , para meditar sobre lo divino, lo humano y lo del partido. Pero ojo, no solo en plan eremita a modo del franciscano de Alcántara que da nombre al municipio. Allí, en plena dacha del Valle del Tiétar , que viene a ser como la Crimea de Podemos aunque sin Mar Negro, el brillante politólogo analizaba las siguientes jugadas rodeado de sus camaradas. Treinta plazas, treinta, tiene el inmueble de alquiler, y llegaron a contabilizarse veinticuatro personas en el politburó de marras. De tal suerte que, al pedir una paella, los asistentes junto a su líder natural fueron localizados.

Sin querer, los chicos de Podemos acaban de mostrar una vía útil en el conjunto de medidas para frenar la despoblación: el empleo de casas rurales como espacios asamblearios durante una temporada . Porque cuando tantas localidades de nuestra geografía, en invierno, no suman ni veinte almas, que lleguen los militantes morados en masa a reflexionar sobre su futuro, al calor de una lumbre, puede ser una bendición. Y no digo nada si, a la par, el PP de Rajoy hiciera lo mismo, en la apremiante necesidad de repensar su proyecto y preguntarse por qué le van abandonando los suyos. ¡El vuelco demográfico!