El maestro espadero Antonio Arellano posa con piezas de la muestra «Las espadas en la historia»
El maestro espadero Antonio Arellano posa con piezas de la muestra «Las espadas en la historia» - Ana Pérez Herrera

El último maestro espadero de Toledo

El torreón del puente de San Martín de Toledo acoge hasta el 27 de junio la exposición «Las espadas en la historia», un homenaje a Antonio Arellano Pulgar

Toledo Actualizado: Guardar
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Toledo es conocida como la ciudad de las Tres Culturas y también es famosa por sus espadas. La fama de los antiguos aceros toledanos está en la maestría con que los artesanos manejaban el temple, sin conocimiento técnico alguno, ni instrumento capaz de medir remotamente las elevadas temperaturas aplicadas al acero en esta mágica transformación y tratamiento. Esta habilidad ha sido guardada muy celosamente por todos los maestros espaderos de Toledo, siendo transmitida únicamente de generación en generación hasta nuestros días.

Antonio Arellano Pulgar es el último gran maestro espadero toledano. Y no es un decir, sino que fue el Ministerio de Industria el que le reconoció con este título en 2002. Como depositario de una tradición antigua ligada a Toledo durante siglos, ha conseguido mantener viva la llama de la fragua de este saber secular, que ahora se encuentra en horas bajas.

Según reconoce a ABC, «el futuro del sector es incierto, aunque en nuestro caso está asegurado porque mi hijo ha aprendido el oficio y es también un apasionado de las espadas».

De hecho, en 2003 crearon juntos la empresa Artesanía Arellanos S.L., donde su progenitor se ha formado definitivamente en el oficio de la espadería. «En los años posteriores pasé a involucrarme totalmente en el taller y realizamos piezas de excelencia con técnicas antiguas y casi olvidadas en cerrajería tradicional, forja del acero, grabados al ácido… Casi sin ser consciente de ello comencé a obtener el reconocimiento de la profesión y, para mí más importante, la de mi padre», explica su hijo Antonio, más conocido como Tony.

Para recordar la figura de Antonio Arellano y la importancia de esta profesión, el pasado viernes se abrió al público la exposición «Las espadas en la historia», donde se pueden ver hasta el 27 de junio espadas históricas artesanales elaboradas por este maestro espadero. La muestra se encuadra dentro del ciclo de artesanía que desde principio de mayo está teniendo lugar en el torreón del puente de San Martín de Toledo, gracias a la colaboración de la empresa Artesanía Tradicional Toledana S.L. y el Ayuntamiento de Toledo, que amablemente ha cedido este imponente escenario para la promoción de la artesanía.

Tizona española utilizada por los Tercios
Tizona española utilizada por los Tercios - Ana Pérez Herrera

Pero este no es el único lugar en el que cualquier interesado puede contemplar las fabulosas piezas que es capaz de hacer este maestro espadero. Las espadas de Antonio Arellano han sido utilizadas en los rodajes de series españolas de éxito como «Águila Roja», «Isabel», «Toledo» o «Carlos V» y en películas como «Águila Roja» o «El Capitán Trueno», entre otras. Este reconocimiento no es casual, ya que su trabajo ha sido alabado por aficionados a las espadas de todo el mundo debido a su trayectoria de casi medio siglo.

De generación en generación

Las raíces artísticas de Antonio Arellano se remontan a su abuelo, que fue enseñado por el conocido académico y herrero artesano toledano, Julio Pascual, y después a su padre y sus tíos, que también fueron discípulos del mismo maestro. Él comenzó a trabajar en 1968 en el taller de su padre, cuando tenía tan solo 16 años. Allí aprendió la forja artística y no paraban de fabricar rejas, candiles de aceite, candelabros, cancelas, tenazas para la chimenea o llaves artísticas, aunque a él lo que realmente le apasionaba eran las espadas desde muy pequeño.

Con el transcurso del tiempo, las costumbres y los trabajos se fueron modificando según la sociedad iba avanzando y en 1970 comenzaron a fabricar las primeras espadas a mano, además de hachas, alabardas, porras y puñales. «Eran copias de otras y diseñadas a capricho con diseños propios», según cuenta Arellano, quien estuvo trabajando con su padre hasta 1983, cuando se jubiló y él se hizo cargo del taller artesano.

Fue a partir de entonces cuando empezó a hacer reproducciones de espadas históricas a la antigua usanza, con buen acero forjado y templado a mano. En los años siguientes continuó con la misma línea de trabajo, aunque con diseños más personales y recuperó la técnica de la espada calada en el propio acero, como era costumbre en el siglo XVI, «que según cuentan las leyendas se utilizaban para introducir veneno en sus víctimas». «Cada espada tiene su encanto y cada una es diferente. Yo me siento orgulloso siempre de la última que he hecho», señala. Ahora, por ejemplo, acaban de terminar un mandoble de tipo alemán, que no habían elaborado nunca, para presentarlo en la exposición.

Pero este maestro espadero no sólo es conocido por su trayectoria profesional, sino también por su faceta docente, ya que ha enseñado a numerosos jóvenes el oficio en varios talleres de empleo. De hecho, en 2015 fue seleccionado para ser el maestro de la primera escuela-taller de espadería, promocionada por el Ayuntamiento de Toledo «con la intención de dar continuidad en el futuro y así poder formar artesanos en este noble arte», afirma Antonio Arellano, quien espera no ser el último maestro espadero toledano.

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