Amador Palacios - ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA

Un conquense en el prestigio de Bolonia

Gil de Albornoz, que fue arzobispo de Toledo, fue el fundador del Colegio de España

Amador Palacios
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Quizá sea el Colegio de España el más distinguido reducto sito en esta ejemplar capital europea del saber, activo desde su origen medieval. Acoge a no más de veinte doctorandos españoles y portugueses, los llamados «bolonios», que suelen obtener, al término de sus estudios, los principales premios que otorga la renombrada universidad. Su edificio, situado precisamente en la Via Collegio di Spagna, muestra la apariencia de una fortaleza de impenetrables muros y se ubica en el Quartiere Saragozza, discurriendo por este barrio la Via del mismo nombre; también así se llama una de las puertas de la antigua muralla de Bolonia.

El Colegio de España es una institución privada, que no recibe subvención oficial alguna, manteniéndose todavía de las rentas generadas por la herencia de su fundador, Egidio Álvarez de Albornoz y Luna (c.1310-1367) que legó todo su patrimonio para asegurar el funcionamiento de este eficaz organismo que había fundado siendo legado pontificio en Bolonia.

El amigo Egidio, también conocido como, simplemente, Gil de Albornoz, había sido arzobispo de Toledo desde 1338 a 1350 y, a partir de esta fecha, fue nombrado cardenal por Clemente VI. Primo del Papa Luna, nació en el pueblo conquense de Carrascosa del Campo, muriendo en Viterbo, en el Lacio, famosa por su Palacio Papal. Sus padres están enterrados en la Capilla de los Caballeros de la Catedral de Cuenca y él mismo en un bello sepulcro exento dentro de la Capilla de San Ildefonso de la catedral de Toledo. Uno de los edificios de la Universidad castellano-manchega ostenta su nombre. Gil de Albornoz, además de hombre culto y mecenas, era ciertamente belicoso, puso dinero para guerras y preparó personalmente campañas militares. También es tristemente renombrado porque mandó a prisión, para casi tres lustros, al Arcipreste de Hita, autor del glorioso Libro de Buen Amor.

La Vía Saragozza
La Vía Saragozza - R. Quevedo

Bolonia es un bello conglomerado de hermosos edificios y atractivas perspectivas urbanas. El ambiente universitario es su más consistente emblema. La pueblan incontables y vistosos pórticos. El más largo del mundo, con casi cuatro kilómetros de extensión y 666 arcos, parte de la Puerta de Zaragoza y asciende al Santuario de la Madonna di San Luca. El turista puede disfrutar unos días gozando de los monumentos, de los parques, del café Terzi, del trazado de un conjunto idóneo, ni grande ni chico, de unos 400.000 habitantes. Como en toda Italia, uno se puede hartar de pasta. La trattoria O Sole Mio, en Via Castiglione, céntrica mas discretamente alejada del bullicio, es muy recomendable. Una buena señal es que allí acuden genuinos boloñeses que ¡no piden pasta! Yo pude contemplar, pues viajé antes del 13 de noviembre, una muy seductora exposición en el MAMbo (Museo d’Arte Moderna di Bologna) en torno a la figura del recientemente desaparecido David Bowie: «David Bowie Is». Debo decirlo: he tenido la gran suerte de viajar a Bolonia con dos mujeres de calidad que incrementaron, con sus hábiles ejercicios, mi provechoso conocimiento, hablando en un fluido italiano y conociéndose de memoria el mapa de la arquetípica ciudad.

Grueso muro del Colegio de España
Grueso muro del Colegio de España - R. Quevedo
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