María Ger Martos, directora general de Familia y Menores
María Ger Martos, directora general de Familia y Menores

Cómo poner freno al acoso escolar y al ciberacoso

La Junta de Comunidades se ha fijado como un objetivo primordial la lucha contra el acoso y ciberacoso que afecta a menores y adolescentes

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Las cifras se han disparado y han hecho saltar todas las alarmas, tanto a nivel nacional como regional. No es para menos, puesto que en el primer semestre de 2016 en Castilla-La Mancha ya se han registrado 52 casos contrastados de acoso escolar y ciberacoso, mientras que en 2015 fueron 47 los casos en todo el año, según los datos del Teléfono del Menor con los que trabaja a Consejería de Bienestar Social. A estos datos hay que sumar el 30,7 por ciento de niños y niñas que no se atreve a contar a sus padres lo que les está pasando en el colegio o instituto. Se trata de un porcentaje «oculto» de casos de acoso que si no se detecta «es complicado intervenir a tiempo».

A nivel nacional los datos también son preocupantes, como lo demuestra el hecho de que en 2015 los casos aumentaron un 75 por ciento, respecto a 2015.

Así lo destaca la directora general de Familias y Menores de la Consejería de Bienestar de Castilla-La Mancha, María Ger Martos. Todos estos datos, apunta Ger Martos, han dado pie al Gobierno regional a reforzar el trabajo que se venía desarrollando ante este fenómeno, promoviendo campañas como «Tú cuentas», que proporciona una respuesta profesional, a través del teléfono gratuito 116111, operativo las 24 horas y que viene a reforzar el Teléfono del Menor. Se trata de un programa, una línea de trabajo para afrontar el problema de forma integral, coordinado con la Consejería de Educación, Cultura y Deportes, que permita frenar el acoso y ciberacoso tanto dentro del centro escolar como fuera del mismo.

Y este alarmante y/o preocupante incremento de cifras, nos lleva a otras como el origen del fenómeno. Más del 90% de la población de entre 10 y 15 años tiene ya acceso a internet y móvil propio. «Poner a disposición de niños y niñas de estas edades todas estas nuevas tecnologías, como las redes sociales, además de favorecer el anonimato, favorecen que hechos o actos que podría quedar en el patio del colegio acaben extendiéndose hasta el infinito», dice Ger Martos.

La directora general de Familias y Menores subraya que «sin duda hay otros muchos factores y por ello hay que trabajar desde distintos frentes para solucionarlo». «El tema de las redes sociales es ya un hecho, lo que hay que intentar es que los niños y niñas sepan cómo usarlas, declara, añadiendo que «muchos de estos adolescentes no saben, incluso, que podrían estar cometiendo un delito cuando difunden determinado tipo de imágenes por las redes sociales». Pero sin llegar a ese extremo, comenta que «lo que tienen que saber es cómo protegerse y cómo proteger y respetar a los demás».

Los roles del acoso

Y así este nuevo programa quiere ir más allá, además de prestar atención en un plazo máximo de 48 horas a aquellos casos que se detecten como graves, plantea nuevas líneas de trabajo en las que además de dar protagonismo a la víctima, «garantizándoles todas las precauciones posibles y absoluta discreción para que no tengan temor a represalias por lo que les está pasando», destaca Ger Martos, también se prestará especial atención a los observadores, compañeros de colegio o instituto y al acosador.

Se trata de un apoyo que se extenderá también a las familias de unos y otros. Todos «juegan un papel importante», asegura la directora general, para quien los observadores son también un punto de apoyo vital, ya que «pueden dar un paso adelante a través de la “presión pasiva” hacia el acosador y éste en algún momento pueda reaccionar». El rol del observador, en definitiva, es no convertirse en cómplice de lo que sucede a su alrededor.

«Las redes sociales son un hecho, pero lo que hay que intentar es que los niños y niñas sepan utilizarlas»

Así las cosas, desde Bienestar Social y Educación se «intenta desarrollar un programa cuya peculiaridad es el abordaje integral del fenómeno, desde la sensibilización y que, además, favorezca la detención precoz de los casos».

La acción se complementa con la puesta en marcha de equipos profesionales por cada una de las cinco provincias, más otro en Talavera de la Reina, para «intervenir en los casos, no solamente con el acosado y su familia, sino también en aquellos en los que se requiera con el propio acosador o acosadora y con su familia».

Dentro del ámbito educativo se presta apoyo al profesorado para que cuenten con la formación y preparación suficiente frente a este tipo de situaciones y se desarrollarán distintos talleres con el alumnado de los centros con el ánimo de sensibilizar y concienciar sobre el respeto al otro, la convivencia, la tolerancia, la justicia…

Los padres, la familia, son otro punto de atención. Y así, explica Ger Martos, «vamos a pasar información a los padres para que puedan conocer o identificar aquellas situaciones que pueda estar tapando u ocultando una situación de acoso. Y este trabajo también es importante hacer con los padres de niños o niñas que acosan. Si una familia conoce que su hijo o hija está cometiendo un acoso hacia un compañero hay que prestarle apoyo para que sepan también como actuar en esas situaciones».

«Los observadores pueden dar un paso adelante a través de la presión pasiva hacia el acosador»

«De forma paralela, en el seno del Observatorio de la Convivencia, se está ultimando un nuevo Protocolo de Acoso Escolar, que será una actualización del protocolo de maltrato entre iguales que se aprobó en Castilla-La Mancha en 2006 y que fue en su momento el más ambicioso y avanzado de España, este nuevo Protocolo incluirá novedades que darán respuesta a nuevas situaciones que se han ido planteando a lo largo de estos últimos años, como son los casos de bullying, ciberacoso…

Todo ello con el objetivo de poner freno a un fenómeno que se extiende dentro y fuera de las aulas y que necesita abordarse desde distintos frentes. En Castilla-La Mancha, desde 2012, año en el que se quitaba la vida una adolescente de 16 años tras denunciar acoso escolar en un instituto de Ciudad Real, no ha habido que lamentar ningún caso trágico más. Y de eso se trata, puntualiza Ger Martos, de «evitar en todo lo posible casos penosos y de dar soluciones integrales a los que podamos detectar». Para ello, asegura, todos los «actores están muy implicados» y aunque queda mucho trabajo por hacer, «estamos en el camino», dice para terminar.

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