Juan Sánchez Sánchez - Miembro del consejo

Aire fresco para nuestra Iglesia

Aún me emociona aquel Sínodo. En 1986, el cardenal González Martín anunció la convocatoria y pidió sugerencias

Juan Sánchez Sánchez
TOLEDO Actualizado: Guardar
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Aún me emociona aquel Sínodo. En 1986, el cardenal González Martín anunció la convocatoria y pidió sugerencias. De noviembre de 1986 a diciembre de 1989 se desarrolló la fase preparatoria, con la participación de 12.000 cristianos agrupados en un millar de grupos de 200 parroquias. Su estudio, reflexión y aportaciones fue un hermoso trabajo colectivo de la Iglesia de Toledo, asistida por el Espíritu de Dios. El 23 de diciembre de 1989 el cardenal firmó el decreto de convocatoria del Sínodo: 240 miembros sinodales (126 sacerdotes, 97 seglares, 24 religiosas y 5 religiosos), en representación de todos los ámbitos y sectores del pueblo de Dios de la diócesis, desarrollándose la sesión inaugural el 20 de enero de 1990 y la solemne clausura el 23 de noviembre de 1991.

Este año celebraremos pues los 25 años del Sínodo.

Este Sínodo tuvo una importancia capital, porque respondía al momento histórico y planteaba cómo cumplir la Iglesia su función para nuestra generación, cómo anunciar la Buena Noticia del Amor de Dios y de Cristo Resucitado a nuestra sociedad. Los frutos del Sínodo fueron muy ricos: una asamblea de comunión y responsabilidad, los cristianos reunidos en amor y en unidad, el fomento de una actitud de conversión personal y comunitaria y un aire fresco que entraba en la Iglesia diocesana. Personalmente me hizo mucho bien y me sentí comprometido tanto en los tres años preparatorios como en el desarrollo de las sesiones, participando en los debates, en la elaboración de las Constituciones Sinodales y en la difusión del Sínodo. Don Marcelo en los últimos años de vida como pastor era el sacerdote más avanzado de la diócesis y tuvo una clara visión de las necesidades y misión de la Iglesia diocesana. Lamentablemente, tras su jubilación, las Constituciones, que constituyen un verdadero tesoro y en buena medida un plan pastoral para la diócesis, no fueron tenidas en cuenta por los sucesivos pastores, aunque con el actual arzobispo se está recuperando al menos el espíritu de aquel Sínodo, que fue una bendición para la Iglesia y para la sociedad toledana.

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