Arando en el mar

El Imserso como elemento estabilizador del empleo

Se espera la llegada de más de 100.000 pensionistas que, sin duda, aportarán una necesaria «inyección económica» a determinadas zonas turísticas

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LA mayoría de los españoles seguramente sabrán lo que es el Imserso, en el sentido de que es una especie de «campaña turística para mayores» que todos los años se pone en marcha y que sirve para que los pensionistas viajen y conozcan España. Casi nunca se le presta atención más allá de si alguno de nuestros padres o abuelos se apunta y nos cuenta entusiasmado lo bien que le ha ido. Pero pocos saben o conocen que el Imserso (Instituto de Mayores y Servicios Sociales) es un organismo dependiente del Gobierno dedicado a la gestión de programas y prestaciones para personas mayores y en situación de dependencia que, además de programar determinados viajes, contribuye, y mucho, al mantenimiento del empleo en las principales zonas turísticas de España.

De ahí el revuelo que se ha montado este año al quedar bloqueada la adjudicación de todos los viajes del Imserso debido, principalmente, al recurso que interpuso Mundiplan, la Unidad Temporal de Empresas (UTE) formada por Iberia, Alsa, Gowaii e IAG7, que aspiraba a ser adjudicataria del programa, ante el Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales, el cual anulaba la adjudicación de la gestión de los viajes del Imserso a Mundosenior, la UTE formada por las firmas Globalia (Viajes Halcón) y Barceló (Viajes Barceló). Dicho tribunal decretó que se volvieran a valorar las candidaturas por la mesa del Imserso «con arreglo a los criterios que son recogidos en el pliego de condiciones». Es más, el tribunal señaló que la «discrecionalidad» que se había aplicado en la valoración «no era aceptable», y señaló que deberían aplicarse los criterios que fija el concurso, que deben «ser objetivos, no discrecionales».

Esta paralización supuso el bloqueo inmediato de toda la tramitación de los tres lotes en los que se divide la adjudicación de los viajes: el lote 1, costas y península; lote 2, destino interior y el lote 3, las islas (Baleares y Canarias). Si exceptuamos Canarias, cuya industria turística tiene la dicha (por su excepcional clima) de no depender de una determinada estacionalidad, los demás destinos, si no fuera por la ocupación de los viajeros del Imserso, que se calcula en 938.000 plazas, tendrían que cerrar. Estamos hablando de casi 30.000 empleos, de más de 300 hoteles, además de otros sectores como la restauración, el ocio, el transporte etc., los que se verían afectados.

Es más, en algunos destinos ya se estaba hablando de expedientes de regulación de empleo para poder realizar cierres temporales mientras se solucionaban estos problemas administrativos. De hecho, la patronal turística ha denunciado lo «inexplicable» de la actuación de la Administración pública en este tema, «siendo un cúmulo de despropósitos desde su inicio, pasando por su tardía adjudicación, por su lentitud a la hora de resolver los recursos y por esta última decisión de devolver todo al estado de muchos meses atrás, cuando lo que se debería estar haciendo es empezar a vender paquetes», y, por su parte, los sindicatos mayoritarios del sector han puesto de manifiesto los «inconvenientes» que dicho retraso está ocasionando en toda la industria turística.

Menos mal que parece que todo se está solucionando y que pronto (se espera que a partir de la primera semana del mes de noviembre) nuestros mayores comenzarán a recibir las cartas que les acrediten para poder, al fin, comenzar a llevar a cabo sus anhelados y merecidos viajes. De hecho, en Canarias se espera la llegada de más de 100.000 pensionistas que, sin duda, aportarán una necesaria «inyección económica» a determinadas zonas turísticas que, como al Puerto de la Cruz, en Tenerife, puede resultar muy beneficiosa.

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