Pedro Santisteve, alcalde de Zaragoza por la coalición ZEC (Podemos-IU)
Pedro Santisteve, alcalde de Zaragoza por la coalición ZEC (Podemos-IU) - Fabián Simón
Politica

El mantra de la «emergencia social» de Podemos se descalabra en Zaragoza

El gobierno municipal de Santisteve deja sin gastar 7 millones de euros de acción social para pagárselos a los bancos

Zaragoza Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El mantra de Podemos con la «emergencia social» se ha descalabrado en Zaragoza en menos de dos años de gobierno de la órbita municipal de este partido, ZEC, la coalición con IU desde la que Pedro Santisteve se instaló en la alcaldía de la capital aragonesa en junio de 2015.

La liquidación del primer presupuesto del gobierno municipal de ZEC ha desmontado el discurso con el que tomó el timón del Ayuntamiento: el año pasado dejó sin gastar 7 millones de euros que había consignado para políticas sociales, y ese remanente acabará pagándoselo a los bancos para acelerar la digestión de la abultada deuda que arrastra el Consistorio zaragozano y que ronda los mil millones de euros.

Este trasiego dinerario choca de lleno con lo que pregonó la franquicia zaragozana de Podemos cuando llegó al poder en el Ayuntamiento.

En campaña insistió en la «emergencia social» como prioridad. Y, cuando tomó posesión, Santisteve insistió en lo mismo y, de paso, se explayó contra los bancos.

Llegó a amagar con rebelarse contra el pago de los créditos, acusó a la Banca de aplicar «condiciones criminales» en los préstamos que arrastraba el Ayuntamiento a mediados de 2015, exigió renegociar las condiciones de esos créditos y anunció como prioridad la puesta en marcha de un «plan contra la emergencia social».

Eso fue en junio de 2015. Meses después, el gobierno de Santisteve aprobaba su primer presupuesto, el de 2016. Y, ahora, la liquidación de ese presupuesto resulta comprometedor para ZEC: arroja un remanente (sobrante) de 17 millones de euros -algo por lo que saca pecho la órbita municipal de Podemos-, pero se ha alcanzado, entre otras cosas, a costa de recortar el gasto social.

En concreto, de esos 17 millones de euros de presupuesto que ha arrojado el ejercicio de 2016 en el Ayuntamiento de Zaragoza, siete corresponden a partidas sin ejecutar en materia de acción social. Algunos de esos apartados están directamente relacionados con la «emergencia social» que pregonó ZEC.

Entre esas partidas que se han dejado sin gastar o que no se han utilizado en su totalidad figuran las relativas al plan de choque contra la pobreza energética que lanzó el equio de Santisteve, la contemplada para acogida de refugiados, el programa de pobreza infantil. Entre los casos más notorios figuran los 2,7 millones previstos para prestaciones de la dependencia, de los que solo se gastaron 80.000 euros; o los 2,8 millones de euros que se consignaron para ayudar a familias en apuros a pagar impuestos y tasas, apartado del que solo se destinaron 66.218 euros.

Desde el PP califican de «despropósito» estos datos de ejecución presupuestaria. De hecho, afean al gobierno de Santisteve que vaya a pasar a la historia como uno de los que más dinero han dejado a ejecutar en partidas de acción social.

Los socialistas también cargan contra ZEC, a la que auparon al gobierno municipal en junio de 2015 -la lista de Santisteve había quedado segunda en las elecciones de mayo, por detrás del PP-. El PSOE critica ahora a ZEC que presuma de haber cerrado 2017 con dinero sobrante, porque -dicen- ha sido a costa de hundir la inversión pública en Zaragoza y de dejar sin ejecutar partidas, además de haberse beneficiado de unos ingresos tributarios extra. «Solo faltaba que así hubiera habido déficit», afirma el edil socialista Javier Trívez.

Desde ZEC, por su parte, prefieren sacar pecho con el remanente presupuestario de 2016 y dicen que, así, amortizarán por anticipado un volumen de créditos suficiente como para que el Ayuntamiento de Zaragoza deje de estar intervenido, deje de estar constreñido por el plan de ajuste al que hace años quedó obligado por el Estado. De hecho, hoy por hoy es la única de las grandes ciudades que siguen bajo la tutela de un plan de ajuste.

Esto es precisamente lo que les obliga a utilizar ese remanente para pagar deuda a los bancos -y también para saldar facturas atrasadas-. El plan de ajuste fuerza al Ayuntamiento a no poder utilizar el remanente para acometer inversiones y debe destinarlo a saldar deuda y facturas pendientes. En concreto, de esos 17 millones de euros de remanente que ha dejado 2016, 11,4 millones irán a parar a los bancos, y el resto a abonar facturas por gastos que se realizaron sin haber consignación presupuestaria.

Ver los comentarios