Pedro Sánchez, dos años en la cuerda floja

El 13 de julio de 2014, Pedro Sánchez ganaba a Eduardo Madina las primarias por 63.000 votos frente a 47.000 y se hacía con la Secretaría general del PSOE, sucediendo a Alfredo Pérez Rubalcaba.

Hoy se cumplen dos años y lo va a «celebrar» con una de las reuniones más difíciles de su carrera, la que mantendrá esta mañana con Mariano Rajoy en el Congreso para comunicarle oficialmente el «no» a su investidura como presidente del Gobierno. Le dirá que el PSOE no acepta la responsabilidad de tener que ir a unas elecciones, que el suyo es un proyecto «autónomo» y que debe intentar una mayoría con sus afines de centro derecha.

Sánchez llega a éste su segundo aniversario en una situación interna muy delicada porque los barones socialistas más importantes, los presidentes autonómicos, cuestionan su figura.

La sombra de Susana Díaz disputándole el liderazgo del partido en el 39 Congreso hace que ambas partes están manteniendo una sorda batalla de poder tras las posiciones políticas de cada bando en relación a la investidura de Rajoy.

Los barones no quieren terceras elecciones pero, de momento, están dejando hacer a Sánchez que ya les ha advertido de que no piensa abstenerse para facilitar la reelección de su máximo adversario. Y ellos han optado por dejarle hacer, aunque Rajoy ya haya advertido de el plazo para pactar es corto.

Segunda debacle electoral

El líder del PSOE ha dejado atrás dos años en los que, lejos de consolidarse, ha llevado al partido a sus cotas más bajas de voto y escaños en el Congreso.

Recibió el PSOE de manos de Rubalcaba en 110 escaños y ya en diciembre lo dejó en solo 90 diputados y 5.545.315 votos (22,00%) el 20-D; seis meses más tarde, y una investidura fallida mediante, el PSOE se dio el 26-J otro batacazo que lo dejó en 5.424.709 votos (22,66%).

Sánchez indignó a sus críticos en la cita del Comité Federal el pasado sábado, cuando dijo que el 26-J ha marcado el «declive electoral» de Pablo Iglesias y el «fortalecimiento» del proyecto socialista.

Su rival en las primarias de hace dos años y barones como Javier Lambán, Guillermo Fernández Vara o Javier Fernández le enmendaron la plana. Susana Díaz llegó a decir: «nos ha salvado la campana» de no ser sobrepasados por Unidos Podemos como segunda fuerza política.

Los barones ven con preocupación la aparente normalidad con la que Sánchez enfoca el órdago de hoy a Mariano Rajoy. Si el PSOE no se abstiene, y no parece que el presidente del Gobierno en funciones vaya a hacer cambiar de opinión a su interlocutor, habrá otras elecciones.

Fuentes de la Dirección federal mostraron anoche a ABC su «preocupación» por la aparente incapacidad de Rajoy de generar apoyos a su investidura y advirtieron que, como líder de la segunda fuerza política, alternativa al PP, Sánchez va a ir hoy a «escuchar» al jefe del Ejecutivo y a «trasladarle el mandato» del Comité Federal del PSOE, que fue un «no» a su investidura.

Habrá que ver como reacciona el líder socialista a la presión que Albert Rivera ha trasladado sobre sus hombros anunciando que Ciudadanos se abstendrá en la investidura. Una actitud que obliga al PSOE a abstenerse para que haya gobierno o España se enfrentará a nuevos comicios y los socialistas aparecerán como culpables.