Análisis

Rovira es Marta Sánchez

Su única causa ahora es evitar su ingreso en prisión, al menos antes de ser procesados y juzgados

Marta Rovira, a su llegada al Tribunal Supremo AFP
Manuel Marín

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La declaración judicial de Marta Rovira como impulsora de la consulta ilegal del 1-O demuestra que el instinto de supervivencia se ha convertido en la única causa real y sincera del independentismo. Bloquear hasta el límite la conformación de un nuevo Gobierno para Cataluña es solo un entretenimiento recurrente, un jeroglífico baldío que los separatistas marearán y no resolverán hasta última hora, mientras c ultivan una confusa atmósfera de barullo político en la creencia de que les favorece.

Su única causa ahora es evitar su ingreso en prisión, al menos antes de ser procesados y juzgados. Excepto Carles Puigdemont, Comín, Ponsatí, y ahora Anna Gabriel, meditabunda y en estado de semi-huida en Suiza, el resto de alineados con el golpismo solo piensan en la mejor manera de pasar página. Y a ser posible, hacerlo en libertad porque dormir en casa es algo que no tiene precio. La situación procesal de Junqueras o los Jordis resulta demoledora para todos ellos porque han tomado conciencia de que el banquillo del Tribunal Supremo no forma parte de la ficción que crearon.

Si altos cargos del separatismo como Marta Rovira realmente creyesen que son «presos políticos», o que la dignidad de declarar unilateralmente la república independiente de Cataluña está muy por encima de los daños y penas de una condena, no acudirían al Tribunal Supremo a exculparse a toda costa. Todo en ellos son olvidos, matizaciones y reconocimientos de que la declaración de independencia no surtía efecto.

Aquí nadie firmó nada, nadie votó nada y todo era simbólico. En el fondo todos sabían que había que acatar la Constitución y que desafiar al Estado era inocuo… Pero lo hicieron, y todo consiste en derivar culpas hacia arriba o hacia abajo. «¡A mí qué me cuenta, señoría!» Marta Rovira, promotora y ejecutora del 1-O, era el alma cándida y antiviolenta que quiso frenarlo, pero Puigdemont no se lo permitió. Quizás Rovira llegue a hacerse acreedora de una medalla al mérito civil como salvadora de la democracia, el Estado de Derecho y la bandera de España. Ayer solo le faltó entonar el himno de Marta Sánchez .

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