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Mariano Rajoy, entre Fernando Martínez Maillo y María Dolores de Cospedal, en el Congreso de los Diputados - EFE

Rajoy ve «absurdo» que los independentistas pretendan celebrar un referéndum que es ilegal

El presidente del Gobierno insiste en el Congreso de los Diputados que esa consulta «no se puede celebrar»

Santamaría

Madrid Actualizado: Guardar
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El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se ha referido en los pasillos del Congreso de los Diputados a la situación que se vive en Cataluña, con los independentistas lanzados a la convocatoria de un referéndum secesionista aunque vulnere la ley. En el Pleno, la vicepresidenta Sáenz de Santamaría acababa de dejar claro a ERC que el Gobierno frenará con la Constitución en la mano los abusos de los independentistas. Unos minutos después, en el pasillo, Rajoy ha tachado de «absurdo» que alguien pretenda celebrar un referéndum ilegal.

Al salir del hemiciclo, Rajoy se ha reunido brevemente con la secretaria general del PP y ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, y con el vicesecretario de Organización del partido, Fernando Martínez Maillo.

El congreso del PP está a la vuelta de la esquina (del 10 al 12 de febrero) y el presidente está pisando el acelerador. «El tiempo es oro. La agenda está muy cargada y hay que aprovechar momentos como estos», ha comentado a los periodistas mientras se dirigía a la salida del Congreso.

Allí se le ha preguntado también por la situación en Cataluña, en concreto si el Gobierno lo ve complicado con esta Comunidad. Su respuesta ha sido tajante: «Con Cataluña, no. Con algunas personas de algunos partidos de Cataluña, que lisa y llanamente quieren hacer las cosas saltándose la ley, y además lo dicen».

Rajoy ha advertido una vez más de que el referéndum ilegal que pretenden los secesionistas «no se puede celebrar». «Es absurdo que alguien pueda decir que algo que es ilegal se pueda celebrar. Eso no tiene sentido», ha subrayado el presidente del Gobierno.

Santamaría contra Tardà

En el interior del Hemiciclo, Sáenz de Santamaría había dejado ver que pese a la mayor presencia en Cataluña y las ofertas de diálogo, el Gobierno tiene pocas esperanzas de poder llegar a una salida negociada con la Generalitat. Con un tono firme y contundente, la número dos del Ejecutivo insistió en que la respuesta de Moncloa no será otra que «el respeto al mayor consenso político y social de toda Cataluña y de España, que es la Constitución española, que ampara nuestra democracia, los derechos de todas las personas y que pone freno a los abusos de los gobernantes».

Contestaba así al portavoz de ERC, Joan Tardà, quien le había reclamado una negociación sobre el referéndum argumentando que el derecho a decidir «pertenece tanto a los catalanes del sí, como a los catalanes del no». Una alegación que fue rápidamente despejada por la vicepresidenta. «Lo que usted pretende, con el tono que quiera, es ilegal», avisó antes de señalar que «eso ni es consenso ni es democracia».

Antes de bajar el micrófono y volver a tender la mano al diálogo, la vicepresidenta lanzó otro misil más a Tardà al recordarle que la reclamación de referéndum «antepone ese derecho a decidir los derechos fundamentales de la persona». «Lo que no se puede permitir es que algunos se jacten de que los ciudadanos pueden ser vigilados, los jueces clasificados y los funcionarios calificados según se tomen un día libre o no para apoyar al señor Mas», censuró.

Tardà había irritado a la número dos del Gobierno tras volver a verter su amenaza del reférendum, apoyada en su presunto apoyo social. «Tenemos estabilidad parlamentaria y consenso social. El 80 por ciento de los ciudadanos quieren votar de manera que si se empeñan en negar las urnas sepan que de igual manera vamos a convocar el referéndum», advirtió.

Tardà ha cerrado su intervención exigiendo a Sáenz de Santamaría que desautorizara al vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado, por decir que el Gobierno de Cataluña era «xenófobo». Un objetivo que no solo no logró sino que le obligó a mirarse en el espejo. «Tiene usted más fina la piel que la boca. ¿O quiere que demos todos un curso de parlamentaria con el señor Rufián?», le espetó, en alusión a las frecuentes descalificaciones empleadas por el portavoz adjunto de su formación.

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