Quince mossos custodian aún el chalé de Gerona del fugitivo Puigdemont

Policías autonómicos consideran absurdo proteger la vivienda de un huido

Garita de los mossos delante de la casa de Gerona Inés Baucells
Pablo Muñoz

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Quince mossos d’esquadra destinados en Gerona custodian aún el chalé familiar de la urbanización de Sant Juliá de Ramis en el que residen la pareja y las hijas del expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, que el 29 de octubre del pasado año huyó a Bruselas para evadir la acción de la Justicia. Todos los expresidentes disponen de vigilancia policial en sus viviendas –así sucede con la de Vilassar de Dalt de Artur Mas, la de Premià de Mar de Jordi Pujol, la de Pascual Maragall o la de José Montilla–, lo que entra dentro de una cierta lógica y los privilegios de quienes han ocupado ese cargo.

Lo sorprendente, para las fuentes de los Mossos consultadas por ABC, es que el dispositivo se mantenga a pesar de que los bienes a proteger –en este caso, desde el día de la huida no se presta seguridad a la persona– sean propiedad de un fugitivo que reside fuera de España por decisión propia.

Siempre según las mismas fuentes, los quince agentes destinados de forma permanente a este dispositivo de seguridad son considerados como unos privilegiados por sus compañeros, ya que se limitan a cubrir turnos de ocho horas dentro de una garita sin más actividad que vigilar el entorno. Se trata de una zona bastante apartada y solitaria, por lo que prácticamente no hay trasiego de personas ajenas a la urbanización.

Para que estén más cómodos, la garita –en realidad, una caseta prefabricada– cuenta con aseo, aire acondicionado y calefacción, de modo que los policías autonómicos no tienen dificultades para defenderse de las inclemencias del tiempo en cada época del año. «Pueden dedicarse a pasar el rato con el ordenador, que nadie los molesta», comentan con cierta sorna las fuentes consultadas. «Por una media de 2.000 euros al mes no está nada mal», remachan.

El turno de trabajo de estos agentes es el siguiente: la primera semana hacen un turno de ocho horas de lunes a viernes; la siguiente semana los prolongan hasta el domingo –el fin de semana el horario de trabajo es de doce horas–, y la tercera la tienen libre. «En general, los que quieren pueden trabajar pocos fines semanas y noches porque suele haber voluntarios para ello, ya que se cobra más», explican las fuentes. Cuando hay bajas, los turnos se cubren con policías destinados en la Comisaría de Gerona.

Hay que insistir en que se trata de un servicio de vigilancia permanente –un PGH, en el argot de los Mossos–, no sujeto por tanto a variación en función de las circunstancias de cada momento. Solo puede retirarse por una orden específica de la superioridad.

Los policías autonómicos destinados a este servicio están muy satisfechos con su trabajo. Muchos de sus compañeros los miran con envidia porque mientras ellos tienen que enfrentarse a una enorme carga de trabajo los destinados a custodiar el chalé del fugitivo apenas tienen actividad. «Y lo que es aún peor –explican–, garantizan la seguridad de una vivienda que es propiedad de un fugitivo que ha escapado de España».

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