La secretaria de PSIB y presidenta del Gobierno Balear, Francina Armengol (dcha.), y la portavoz adjunta del PSIB, Bel Oliver
La secretaria de PSIB y presidenta del Gobierno Balear, Francina Armengol (dcha.), y la portavoz adjunta del PSIB, Bel Oliver - EFE
PSOE

Pedro Sánchez, o la querencia por el pacto inestable «a la balear»

El modelo en el que a menudo se ha inspirado el candidato socialista está viviendo ahora su enésima crisis política

PALMA DE MALLORCA Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En Baleares, los socialistas nunca han ganado unas elecciones autonómicas, pero aun así han presidido en tres ocasiones el Gobierno regional, en su momento con Francesc Antich durante dos legislaturas alternas y ahora con Francina Armengol. Antich llegó a gobernar con el apoyo de hasta cinco formaciones distintas, mientras que Armengol lo está haciendo con cuatro.

No es de extrañar, por tanto, que a mediados del pasado año el entonces secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, fantasease a menudo con la idea de que podría llegar a asumir la presidencia del Gobierno suscribiendo una especie de pacto «a la balear».

Ese hipotético acuerdo a nivel nacional soñado por Sánchez hubiera incluido a Podemos y a partidos nacionalistas o incluso directamente independentistas.

Armengol, por su parte, defendía entonces una y otra vez la posible traslación y validez del modelo político «balear» para el conjunto de España.

En los comicios autonómicos de mayo de 2015, el PSOE había obtenido en Baleares uno de los peores resultados de su historia. Sin embargo, si a los 15 diputados socialistas se le sumaban los 9 de la coalición econacionalista MÉS —por Mallorca y por Menorca— y los 10 de Podemos, las cuentas para desbancar al PP salían. Las formaciones autodenominadas de izquierda sumaban 34 diputados sobre un total de 59 escaños. En apariencia, una holgada mayoría absoluta. Ahora sabemos que esa mayoría quizás fuera en el fondo más ficticia que real.

Sánchez, con Armengol, en una imagen de agosto del pasado año
Sánchez, con Armengol, en una imagen de agosto del pasado año - EFE

A los socialistas isleños poco pareció importarles en aquel momento que hubiera evidentes diferencias programáticas entre dichas formaciones o que Podemos anunciase que sólo daría un apoyo externo al futuro Ejecutivo regional. Las cuentas salían. Armengol podría ser presidenta. Los populares, que habían ganado aquellos comicios, pasarían a la oposición. La líder socialista regional parecía no necesitar mucho más. En junio de 2015, fueron suscritos los denominados «Acords pel Canvi» («Acuerdos por el Cambio»), que supusieron el arranque oficial de la actual legislatura en Baleares. El denominado tripartito isleño, el espejo en el que más se miraba Sánchez, empezaba a andar.

Las primeras actuaciones del nuevo Gobierno estuvieron centradas en derogar las principales leyes y normas que había aprobado en la pasada legislatura el Ejecutivo presidido por el popular José Ramón Bauzá. Cabe recordar, en ese sentido, la supresión del controvertido modelo educativo trilingüe impulsado por Bauzá o el hecho de que el catalán vuelva a ser ahora un requisito para poder trabajar como funcionario en la Comunidad.

Si por algo pasará esta legislatura a la historia de Baleares será por su casi permanente inestabilidad institucional

Por lo que respecta a las propuestas legislativas propias del tripartito, en el verano del pasado año fue aprobada la reimplantación de la ecotasa, que en su nueva versión está suscitando menos recelos que el modelo originario puesto en marcha de forma efímera por Antich. Más controvertidas han sido, en cambio, otras propuestas, como por ejemplo la que pone en cuestión los bienes inmatriculados por la Iglesia o la que aboga por la limitación extrema de los festejos taurinos.

Con todo, si por algo pasará esta legislatura a la historia será por su casi permanente inestabilidad institucional. Dicha situación cabe atribuirla, esencialmente, a los reiterados problemas internos de Podemos Baleares, a algunas sombras de presunta corrupción que han afectado a MÉS y a los reproches mutuos que no dejan de dedicarse de manera regular los integrantes del tripartito. Todo esto ha pasado ya en menos de dos años, cuando la actual legislatura no ha llegado todavía a su ecuador.

Xelo Huertas (izq.) y Montserrat Seijas
Xelo Huertas (izq.) y Montserrat Seijas - EFE

La crisis interna de Podemos en las Islas empezó a finales del pasado año, tras la expulsión de dos diputadas autonómicas, Xelo Huertas y Montserrat Seijas, por presunto incumplimiento del código ético del partido. Huertas era, además, la presidenta del Parlamento balear, cargo del que fue destituida en enero. Ese mismo mes se filtraron a los medios unas grabaciones hechas en julio de 2015, en las que dos integrantes de la Comisión de Garantías reconocían presuntas irregularidades en el proceso de elección del cabeza de lista de Podemos al Consell de Mallorca hace dos años.

Con posterioridad, el pasado mes de febrero, la formación morada amenazó con romper el pacto con el PSOE y con MÉS si no se aceptaba a Baltasar —Balti— Picornell como nuevo presidente de la Cámara regional. Finalmente, socialistas y econacionalistas cedieron, votando a favor de Picornell.

El último episodio, hasta ahora, de la crisis interna en Podemos Baleares se ha vivido esta misma semana, con el anuncio del actual secretario general, Alberto Jarabo, de que no se presentará a la reelección en las primarias del próximo otoño. El detonante de esa decisión ha sido el enfrentamiento cada vez mayor entre Jarabo y su «número dos», Laura Camargo, que previsiblemente presentará una candidatura propia a la Secretaría General.

Errejon , junto al secretario general de Podemos en Baleares, Alberto Jarabo
Errejon , junto al secretario general de Podemos en Baleares, Alberto Jarabo - EFE

En cuanto a MÉS, la Fiscalía está investigando ahora si algunos de sus altos cargos —incluido el vicepresidente balear, Biel Barceló— habrían adjudicado de manera irregular contratos menores al estratega electoral de los econacionalistas durante la campaña de 2015. En ese contexto, Podemos ha llegado a pedir la dimisión de Barceló. Previamente, Armengol había forzado en marzo la dimisión de la consejera de Transparencia, Ruth Mateu, de MÉS por Menorca, para intentar frenar la crisis política provocada por las citadas adjudicaciones hoy bajo sospecha.

Si Pedro Sánchez saliera elegido hoy secretario general del PSOE, muy posiblemente volvería a fantasear con la idea de un futuro pacto «a la balear»

La marcha de Mateu hizo que MÉS por Menorca decidiera salir del Govern, al entender que el PSOE y MÉS por Mallorca habían hecho recaer, de manera injusta, toda la responsabilidad por el asunto de las adjudicaciones sobre la ya exconsejera. Desde entonces, Armengol se encuentra técnicamente en minoría parlamentaria. En estos momentos, cualquier hipótesis sobre el futuro político de Baleares parece estar abierta, incluida la de la imputación de algún alto cargo o la de un posible adelanto electoral.

Si Pedro Sánchez saliera elegido hoy secretario general del PSOE, muy posiblemente volvería a fantasear con la idea de un futuro pacto «a la balear» para aspirar a ser algún día presidente del Gobierno. En manos de los militantes socialistas, primero, y de los votantes socialistas, después, está decidir si ese modelo político es el que, a su juicio, necesita en estos momentos España.

Ver los comentarios