El oasis catalán

Los partidos buscan pareja

El menú del héroe –con vocación de mártir– está servido: hay que sacrificarse por la causa sagrada de la Nación

El candidato del PP a la Generalitat, García Albiol, este miéfrcoles en Barcelona INÉS BAUCELLS
Miquel Porta Perales

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Visto

Los carteles constitucionalistas. Ciudadanos: Inés Arrimadas –«Ahora sí votaremos»–, con la sonrisa franca y el corazón –Cataluña, España, Unión Europea– en la mano, dispuesta a recoger el voto de la ciudadanía silenciada. PSC: Miquel Iceta –¡Soluciones, ahora Iceta!– o el estadista con traje, camisa, corbata, pin en la chaqueta, bandera y media sonrisa, dispuesto a tomar las riendas. Cierto parecido –¿casual?– con los carteles de Duran Lleida. PPC: Xavier García Albiol –«España es la solución»–, chaqueta, vaqueros, camisa y sin corbata, sonriente, mezclado con la gente y dispuesto a arrimar el hombro. Carteles para convocar a quienes desean una Cataluña de todos y para todos.

Oído

El nacionalismo insiste: si ganamos, el Estado no respetará el resultado y continuará el 155. Por eso, el exconsejero Turull –recién salido de Estremera– anuncia que «nos dejaremos la piel para derrotar al 155». Y el secesionismo da un paso y concluye que hay que acabar con la «humillación» y el «escarnio» que padece Cataluña. El menú del héroe –con vocación de mártir– está servido: hay que sacrificarse por la causa sagrada de la Nación. ¿Y si en todo ello hubiera mucho y más del victimismo emocional que dedica la vida a una causa perdida y es incapaz de plantearse una alternativa distinta? Como si no hubiera nada diferente a las obsesiones. Como si se necesitaran para vivir.

Observado

El ecosistema electoral catalán presenta dos características: los vasos comunicantes entre electores del PDECat (Junts per Catalunya) y ERC; el voto frontera entre los partidos. Por eso –porque JpC y ERC intercambian votos en cada elección–, exconvergentes y republicanos se miran de reojo y lanzan puyas. Por eso, todos los partidos –al existir un número de votantes infieles que se pierden o se ganan a la mínima– cuidan mucho el perfil para retener o recuperar electores. Hay unos 300.000 votos que bailan. y los partidos buscan pareja.

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