Lambán: «Rubalcaba dimitió en 2014 con 110 diputados»

Sánchez irritó al dejar su autocrítica en un «no estaré satisfecho hasta que ganemos»

Madrid Actualizado: Guardar
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Unos inusuales cincuenta turnos de palabra pedidos en el debate a puerta cerrada en el Comité Federal dieron ayer la medida de las ganas que hay en el PSOE de abordar el desastre electoral del 26-J. Porque no todo fue el debate sobre la abstención en la investidura de Mariano Rajoy. Sánchez evitó en su discurso inicial la más leve autocrítica por ese resultado y se quedó en «no estaré satisfecho hasta que volvamos a ser la primera fuerza», y en culpar a la «pinza» del PP y Unidos Podemos para hacer desaparecer al PSOE.

«En dos años, Iglesias ha fracasado tres veces», enumeró, «en las elecciones municipales y autonómicas, en las elecciones generales del 20 de diciembre y del 26 de junio.

Pero el precio de la obsesión de Iglesias por el sorpasso solo ha tenido un triunfo: evitar un gobierno socialista y preservar el gobierno de Mariano Rajoy. Hay que reconocer su éxito en ese esfuerzo. Ahí sigue el señor Rajoy. Enhorabuena, señor Iglesias. Todo un logro histórico».

No a comparar con sondeos

Pero no fueron pocos los miembros del Comité Federal que reprocharon a su líder que haga comparativas con las expectativas de las encuestas -daban todas sorpasso- y no con los resultados reales de diferentes elecciones. Y alguno hizo planear la sombra de la dimisión del líder socialista, después de haber llevado al PSOE hasta los 85 diputados, 25 menos que Alfredo Pérez Rubalcaba en 2011. Todo un «un fracaso histórico», según el rival de Sánchez en 2014, Eduardo Madina, que le acusa de atrincherarse en el cargo y no ver la realidad: que «España está mal porque el PSOE está mal», no al revés.

Antes que Madina tomara la palabra, el presidente aragonés, Javier Lambán, fue muy duro: el PSOE debió dejar claro desde el principio que está en la oposición y prepararse para la reconstrucción... sin Sánchez. Le enseñó la puerta de salida recordando que «Rubalcaba con 110 diputados dimitió en 2014» tras unas elecciones europeas que perdió frente al PP. Y antes que él, el propio José Luis Rodríguez Zapatero cedió el testigo a Rubalcaba porque veía que no podía ya ganar. «No se puede buscar "responsabilidades externas" ante este retroceso», reprochó Lambán a Sánchez por sus continuas referencia a la «pinza» entre PP y Podemos.

Susana Díaz, menos contundente en las formas, también hizo referencia a que el gran error del PSOE en la campaña fue hacer ver a los electores que no iba a ganar y que todo pasaba por pactar con Podemos, pese a las continuas críticas a su líder, Pablo Iglesias, por haber impedido la investidura de Pedro Sánchez. «Yo no quiero ganar a Podemos, quiero ganar en este país», razonó.

No obstante, otros dirigentes más afines al secretario general, como la vasca Idoia Mendía, defendió que Sánchez había hecho «la crítica necesaria» y que hay que «mirar al futuro, no al pasado».

«Críticas constructivas»

Nada que ver con el presidente asturiano, Javier Fernández, que alertó de que la «brecha» que le separa del PP se ha «abierto» en las elecciones del 26 de junio y de que en este momento «tiene unas dimensiones alarmantes». «Eso tiene que replanteárselo el PSOE; si no, estaríamos pensando en cosas que no son las esenciales».

En su respuesta para cerrar el cónclave, que ha durado seis horas, Sánchez ha agradecido las «aportaciones y críticas constructivas» de sus compañeros y, tras insistir en su «insatisfacción» por el resultado electoral, ha reiterado que está convencido de que el PSOE tiene «la capacidad de liderar la oposición para volver a gobernar el país.

El líder socialista comentó a los suyos que el mejor sitio para hablar de cómo reconstruir al PSOE será el 39 Congreso, que se abordará en unos meses.

El problema, dicen los críticos consultados anoche por ABC, es que Pedro Sánchez pretende pilotar un nuevo tiempo amparándose en el respaldo que le dieron las bases en las primarias de 2014 y en la consulta del pacto con Ciudadanos, en febrero de este año. Y no está dispuesto a admitir que «su tiempo ya ha pasado y se puede llevar al PSOE por delante».

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