Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat
Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat - EFE

Junts pel Sí y la CUP buscan acelerar el proceso soberanista

Los antisistema darían su «sí» a la cuestión de confianza a cambio del referéndum unilateral

Barcelona Actualizado: Guardar
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Paradojas de la política catalana: mientras que en el Congreso de los Diputados CDC (ahora Partit Demòcrata Català) y ERC facilitaban con su abstención la presidencia de la Cámara al PP, en Barcelona se producía, al menos en lo aparente, un acelerón del proceso soberanista. La aceptación por parte de Junts pel Sí (CDC y ERC) de la vía unilateral que propone la CUP -en el marco de una comisión a la que ayer, por otra parte, el TC puso límites- llevó al partido antisitema a proponer una reunión de urgencia con el presidente Carles Puigdemont para proponer una sustancial modificación y aceleración de la «hoja de ruta».

Sobre la mesa, la oferta de los antisistema de dejar cerrada este mes la cuestión de confianza a la que se someterá Puigdemont en septiembre, con el «sí» de la CUP a cambio de que el «proceso» ponga fecha a la celebración de un referéndum unilateral de independencia (RUI), tal y como proponen los «cuperos», ERC y la Asamblea Nacional Catalana (ANC).

«Entendemos que referéndum y proceso constituyente son los dos carriles rápidos por los que debemos circular en los próximos meses», explicaba ayer Benet Salellas (CUP).

La urgencia de los antisistema no lo es tanto para JpS. Fuentes del Govern consultadas por ABC señalaron ayer que en los próximos días Puigdemont se reunirá con todos los grupos para abordar la cuestión de confianza. Sobre la posibilidad de poner el referéndum unilateral en la «hoja de ruta», las mismas fuentes señalaron que el president se limitará a escuchar.

Pese al acercamiento de JpS a la CUP en la cuestión de la «unilateralidad», sigue habiendo distancias importantes: mientras que CDC y ERC vinculan cualquier acuerdo a la aprobación de los presupuestos, la CUP presiona para arrastrar a estos partidos al campo de la desobediencia que implicaría la convocatoria y celebración de un referéndum sin la autorización del Estado. En Junts pel Sí, conscientes de que la pervivencia del gobierno Puigdemont depende en exclusiva de la CUP, se hacen equilibrios, y si por un lado se ha aceptado que el proceso no avanzará si no es desde la ruptura, tampoco se quiere entrar en detalles. La consejera y portavoz del Govern, Neus Munté, apuntaba ayer que la «hoja de ruta» ya está trazada, pero que la misma puede enriquecerse, sin concretar si eso significa o no referéndum.

Divididos por el RUI

En este campo, el soberanismo se muestra dividido, y no son pocas las voces que ven en el RUI un último invento desesperado para movilizar a un independentismo más bien desencantado. De igual forma, entienden que plantear un referéndum en el que los contrarios a la secesión no se movilizarían restaría al mismo toda legitimidad, como ya sucedió con la consulta de noviembre de 2014. Por contra, otros sectores, como la ANC, tienen en el referéndum una nueva bandera, y se da por descontado que la próxima Diada del 11 de septiembre tendrá la RUI como principal reivindicación. Lo que sí parece claro es que el proceso soberanista está entrando en una fase de mayor dinamismo, con un mes de septiembre que será clave.

Mientras unos, la CUP, aceleran, y otros juegan al despiste, JpS, el «proceso» entra también en una fase a veces desconcertante. Ayer, una diferencia de transcripción (la sustitución de una coma por una «y» copulativa) en el texto pactado entre ambos grupos llevó de cabeza al Parlament, ya que un redactado daba pie a la inclusión del referéndum unilateral y el otro no. Proceso soberanista en modo delirio.

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