Javier de la Rosa
Javier de la Rosa - EFE
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Javier de la Rosa, clave para desmantelar la estructura política y moral del secesionismo

La estrecha relación entre el empresario y Jordi Pujol le valió al expresidente catalán la obtención de favores de índole personal

Barcelona Actualizado: Guardar
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El empresario Javier de la Rosa recibió el encargo «de Madrid», a principios de los años ochenta, de apoyar a la incipiente CiU y al entonces «president» Jordi Pujol. El pacto tácito al que el líder nacionalista había llegado con el Estado consistía en un trato institucional especial y diferenciado, acompañado de una tolerancia parecida a la impunidad para que él y su familia pudieran hacer tranquilamente sus negocios; a cambio de que CiU contuviera el independentismo y lo canalizara a través del nacionalismo.

De la Rosa financió los proyectos que Pujol le indicó, siendo el parque temático Port Aventura el más importante de ellos. La relación entre el político y el empresario fue más allá del ámbito estrictamente político, y Pujol obtuvo favores de índole personal y familiar.

Cuando en 2011 finalizaron sus problemas judiciales, infinitamente exagerados por ser él quien era, De la Rosa se hizo el firme propósito de llevar una vida tranquila y normal. Cambió de hábitos, adelgazó, y halló paz y estabilidad. Pero cuando en 2012 Mas inició su desafío independentista, se sintió estafado y decidió prestar su último servicio a su idea de España. Los que le acusan de contradictorio no comprenden que fue el mismo objetivo de preservar la integridad del Estado, el que le llevó a ayudar a Convergència en 1980 y a denunciarla hace cuatro años. De la Rosa explicó su relación financiera con el expresidente de la Generalitat y cómo le había ayudado a abrir cuentas opacas en Suiza. Aquel fue el principio de la caída de los Pujol, y de aquel hilo pudieron tirar la Policía y la Justicia para destapar la trama corrupta de la familia y del partido.

Aunque pocos se lo han reconocido, porque siempre fue más fácil insultarle y tratarle como a un apestado, Javier de la Rosa Martí fue clave para desmantelar la estructura política y moral del secesionismo; teniendo que pagar el alto precio de las insinuaciones, acusaciones e implicaciones malintencionadas que sobre él se han vertido, y que de ningún modo pueden desvincularse de un cierto aire de venganza por sus denuncias sobre los manejos de la familia Pujol Ferrusola.

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