El Gobierno «de las tres condiciones» que propone el PSOE

El último intento «in extremis» del PSOE para lograr la investidura de Pedro Sánchez no solo incluye la aceptación del «acuerdo del Prado» que ha propuesto Compromís, sino que introduce sus propias condiciones para el Gobierno, que son tres.

PGE

Según ha dicho el portavoz parlamentario de los socialistas, Antonio Hernando, los partidos firmantes del pacto se deben comprometer a apoyar dos Presupuestos Generales del Estado. De esta forma, el PSOE intentaría lograr cierta estabilidad al Gobierno y no quedar encallado en la negociación de los presupuestos durante los dos primeros años.

Idependientes

Hernando también ha explicado que el Gobierno resultante sería del PSOE con la incorporación de «independientes» de «distintas trayectorias». Es decir, figuras no profesionales de la política y no militantes en un partido, aunque eso no significa que no estén vinculadas a alguno en concreto, y que salvarían así la «incompatibilidad» de Ciudadanos y Podemos de formar parte de un mismo Gobierno, según Hernando.

Serían figuras como la del ex Jemad de Podemos, José Julio Rodríguez, o la del catedrático Ángel Gabilondo.

En este punto, y sin más detalles de la propuesta del PSOE en tanto a composición, porcentajes o carteras, también conseguirían rebajar la fuerza y presencia de los demás partidos en un hipotético nuevo Ejecutivo. Las peticiones de presencia en el Gobierno, como la de Podemos —que llegó a hablar del reparto de ministerios y vicepresidencia— no se verían cumplidas en plenitud.

Moción de confianza

La última condición es la de que Pedro Sánchez se someterá a una moción de confianza en junio de 2018, cuando expire el acuerdo «de investidura». Una petición que los sindicatos le habían transmitido hace unos días y que Sánchez se comprometió a estudiar.

La moción de confianza es un instrumento político excepcional que presenta el presidente del Gobierno con la aprobación del COnsejo de Ministros. Con él, el Gobierno busca comprobar si sigue contando con la confianza del Parlamento, representada en la mayoría simple del Hemiciclo. Si no logra renovar esa confianza, el presidente debe dimitir e iniciar los trámites para un nuevo proceso de investidura.