El Gobierno, «noqueado», garantiza un traspaso ordenado de poder

La Moncloa avisa de la dificultad de Sánchez para gobernar con 84 diputados y prevé inestabilidad durante su mandato

Pedro Sánchez elegido nuevo presidente del Gobierno

La bancada popular ovaciona ayer a Rajoy en el Congreso JAIME GARCÍA
Mariano Calleja

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Desde primera hora de la mañana, los gestos delataron a los ministros y a sus equipos: el Gobierno de Rajoy estaba sentenciado, aunque el PNV aún tardaría horas en hacer público que apoyaría a Pedro Sánchez en su moción de censura. El presidente del Gobierno tenía información directa de Andoni Ortuzar , con el que ha mantenido una buena relación y entendimiento. «Pero una cosa es la sintonía personal, y otra la posición política en una votación», comentaron en La Moncloa. Caras largas, gestos de máxima preocupación, respuestas secas... El Gobierno de Rajoy estaba ayer bajo shock. Su mandato se ha interrumpido de golpe, cuando hace apenas ocho días disfrutaban del «éxito» de aprobar los Presupuestos más difíciles y Rajoy confesaba que se sentía «animado» para volver a ser candidato en 2020.

«Estamos noqueados», confesaron en el entorno del presidente, ya cuando el portavoz del PNV, Aitor Esteban , anunció lo que ya todo el mundo sabía, que los cinco diputados nacionalistas vascos daban la espalda a Rajoy y se unían a la moción de Sánchez. El Congreso se convirtió en un hervidero de falsos rumores sobre una posible dimisión del presidente, alimentados por su ausencia en el debate durante toda la tarde. Rajoy almorzó con el núcleo duro de la dirección popular, mientras que su mano derecha en el Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, comía con su equipo en un japonés cercano al Congreso.

La comida de Rajoy se alargó hasta la noche y se convirtió en una despedida con sus ministros acercándose paulatinamente. Todo sonaba a despedida y cierre, mientras que La Moncloa aseguraba una y otra vez que Rajoy no iba a dimitir. Finalmente, a media tarde, tuvo que salir la secretaria general del PP para decirlo oficialmente.

«¿Qué íbamos a ganar con la dimisión? Solo tiempo, porque Sánchez tiene más apoyos que nosotros ahora y saldría elegido en una investidura», señalaron en el equipo de Rajoy. El Gobierno negó también que se hubiera puesto sobre la mesa el nombre de Soraya Sáenz de Santamaría para sustituir a Rajoy, como intento desesperado para frenar el apoyo del PNV a la moción . «Era un sí o un no a la censura, nada más. Hemos perdido. Ya está, así es la política», comentaron con resignación. Al mismo tiempo, un exministro, José Manuel García-Margallo, aconsejaba en público a Rajoy que presentara su renuncia. «Es la mejor opción». En el Gobierno nadie le escuchó.

Relevo en los ministerios

Dentro del desconcierto generalizado, algunos ministros hacían planes para salir del ministerio «la semana que viene». Lo cierto es que podría ser en pocos días. Desde La Moncloa explicaron que en cuanto Sánchez gane su moción de censura, resultará investido y el Gobierno de Rajoy quedará «en funciones», hasta que el nuevo presidente, primero, y sus ministros, después, tomen posesión de sus cargos. En el Congreso se comentó ayer que Sánchez podría prometer su cargo el lunes. Desde la vicepresidencia del Gobierno se garantizó un traspaso «ordenado» del poder. No habrá trabas ni falta de colaboración. Cuando llegó Rajoy a La Moncloa , el nuevo Gobierno preguntó al saliente, el de Zapatero, cuál era el déficit público, y no obtuvo una respuesta. «Eso no va a ocurrir ahora. Tenemos todos los datos y los pondremos a disposición de los que lleguen», aseguraron fuentes del Ejecutivo de Rajoy.

Los populares tampoco tienen intención de boicotear sus propios Presupuestos en el Senado, donde cuentan con mayoría absoluta. Son las cuentas que ahora acepta el PSOE tras haberlas denostado , pero el PP quiere que se aprueben definitivamente en la Cámara Alta. «Que el PNV no nos dé lecciones de responsabilidad, solo faltaba», advirtió la vicepresidenta, después de que los nacionalistas vascos exigieran al PP que respetara las cuentas.

Final del 155

En La Moncloa se preguntaron ayer cómo hará Sánchez para tomar las riendas de forma inmediata ante problemas graves que afronta España, como el Brexit, la negociación del marco financiero plurianual de la Unión Europea, o los acuerdos comerciales relacionados con Estados Unidos . Ahora mismo hay equipos específicos formados, que se irán a la calle de la noche a la mañana.

Pero la preocupación era mayor por la situación en Cataluña. El triunfo de la moción de censura de Sánchez coincide con el final de las medidas excepcionales del 155 en Cataluña. El Gobierno prevé que los nombramientos de los consejeros se publiquen hoy y la toma de posesión de produzca mañana, sábado. En ese momento, el 155 decaerá, según está previsto en la resolución aprobada por el Senado el 27 de octubre pasado.

¿Qué pasará a partir de ahí? El Gobierno saliente tiene serias dudas sobre lo que pueda hacer Sánchez, que evitó responder todas las preguntas que le dirigió Rajoy. Los populares no saben hasta dónde está dispuesto a llegar el líder socialista, pero sí tienen claro que a la hora de defender el Estado de Derecho y la unidad de España, el PSOE podrá contar con ellos siempre. El equipo de Rajoy tampoco tiene nada claro lo que pueda hacer el nuevo Ejecutivo con el control de las cuentas catalanas, algo que seguirá vigente aunque caiga el 155, y que trata de evitar que se destine dinero público a los fines independentistas. « No sabemos si Sánchez tiene intención de ejecutar ese control o dejarlo en vía muerta», advirtieron.

Lo que sí se teme el Gobierno de Rajoy es que, con seguridad, España «afronta una situación muy delicada», en la que habrá un presidente que pretende gobernar solo con 84 diputados. «Si con los 134, más tres, que teníamos nosotros ha resultado complicadísimo, con los diputados que tiene el PSOE será mucho peor», recordaron en La Moncloa. De hecho, para sacar adelante sus iniciativas necesitará otros 92 votos, más de todos los que tiene.

El patio del Congreso fue el escenario así de un contraste entre unos ministros y diputados conmocionados, que aún no saben por dónde les ha venido el golpe, y unos independentistas que ayer fueron, sin duda y a la vista de todos, los más felices por la estrepitosa caída en directo de su enemigo público número uno, el presidente Rajoy.

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