El chófer de la cocaína y las portadas de ABC

–Juan Francisco Trujillo Blanco declaró ante la Policía Nacional que usted le entregó 60.000 euros para irse de juerga y comprar cocaína…

–Eso es absolutamente falso. Mi chófer se levanta una mañana y se va a declarar voluntariamente a la Policía sin su abogado, y se incrimina de varios delitos en una causa distinta… Siempre lo he dicho. Soy aficionado al Marlboro y al gin tonic. Cada día fumo menos y bebo menos gin tonics, porque mi bolsillo no me lo permite. Con estas dos cosas me va bien.

–¿Apunta a que esa declaración la hizo auspiciado por alguien?

–No tengo ninguna duda. Estaba dirigido. Pienso que alguien le achuchó para que lo hiciera, y como él estaba rebotado... Le despedí cuando empezó a faltar al trabajo, a venir desaseado.

¡El problema lo tenía él! Es de cajón. Si tú me estás pasando cocaína, y encima te has llevado una subvención de 900.000 euros, me tienes pillado por los mismos… No tengo narices de ponerte en la calle.

–¿Sabía que Trujillo recibió 900.000 euros en subvenciones para empresas fantasmas?

–No, no, no. Yo le di subvenciones a tres empresas, que después se descubre que este señor estaba detrás. Él estaba enterado de las ayudas y sabía las condiciones…

–¿Usted pudo informarle perfectamente?

–¡No lo sabía! Aquí viene un señor que se llama Isidoro Ruiz para una reforma de un hotel al pie de la Nacional, luego está una granja de pollos y otra de turismo rural. Son tres empresas que presentan su solicitud y sus memorias, y yo nunca he pedido escrituras societarias a nadie. ¿Por qué voy a presumir que este señor estaba detrás? Nunca supe que eran empresas fantasmas ni que mi chófer era el que recibía el dinero.

–Él dice que le entregó a usted un par de folios en mano para pedir la subvención…

–Pues lo mismo que ha dicho que consumíamos cocaína… Es más, todavía no sé por qué no le procesaron por un delito contra la salud pública, porque eso es tráfico de drogas.

–Realiza su primera entrevista en prensa en el periódico que le ha dedicado estas dos portadas.

–A mí no me importa darle una entrevista a este periódico porque no tengo nada que ocultar, a pesar de todos los comentarios y el papel que se ha gastado en hablar sobre mí. En este país la presunción de inocencia es sólo para algunos, los demás llevamos condenados desde el año 2012 y nos miran como si fuéramos corruptos. Esas portadas marcan un antes y un después en el caso ERE.