Madrid-Barcelona: el nuevo eje del populismo urbano
Manuela Carmena y Ada Colau - ABC
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Madrid-Barcelona: el nuevo eje del populismo urbano

Sin el ruido mediático de los Iglesias, Monedero y Errejón, Carmena y Colau se preparan para «asaltar los cielos»

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Sin el ruido mediático de los Iglesias, Monedero y Errejón, Carmena y Colau se preparan para «asaltar los cielos»

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  1. Carmena y Colau

    Manuela Carmena y Ada Colau
    Manuela Carmena y Ada Colau - ABC

    Sin el ruido mediático de los Iglesias, Monedero y Errejón pero con sus apoyos explícitos, Ahora Madrid y Barcelona en Comú ( Manuela Carmena y Ada Colau) se preparan para «asaltar los cielos», en palabras del líder de Podemos, de los Ayuntamientos de las dos principales ciudades de España. Sus propuestas principales pasan por nuevas tasas a las compañías eléctricas, auditorías de las deudas de ambos municipios, facilitar empadronamientos a inmigrantes «sin papeles» y la paralización de proyectos urbanísticos, además de frenar los deshaucios... La música suena bien para muchos sectores de una sociedad que está muy castigada por la crisis, pero ahora hay que poner la letra, hacerlo posible. Y eso son palabras mayores, porque los presupuestos son los que son y las deudas también. Grupos radicales como Bildu han sufrido el varapalo provocado por la gestión del día a día, y esa es una lección que las dos candidatas tienen que aprender antes de alcanzar, presumiblemente, las alcaldías de las dos mayores ciudades de España. En política, los éxitos duran poco; hasta que el electorado comprueba el resultado de lo que se hace.

  2. Manuel Carmena, candidata de Ahora Madrid

    Manuel Carmena
    Manuel Carmena - ABC

    El previsible «asalto» de Manuela Carmena (Madrid, 1944) a Cibeles se desmarcó desde el inicio de las connotaciones atribuidas por Pablo Iglesias a la propia palabra. Su llegada, condicionada en cualquier caso a un pacto con Antonio Miguel Carmona (PSOE), ha ido ligado a un discurso medido, estrategicamente alejado del de sus siglas y acorde no sólo a su afable apostura, sino también a su trayectoria.

    «Manuela es muy tierna», se escuchó durante la campaña. El eslogan, anhelo de otro tiempo, contiene la doble interpretación de resucitar el espíritu de Enrique Tierno Galván, con una hipotética reconversión de Madrid; y de su carácter, aparentemente calmado y asequible.

    La defensa de los Derechos Humanos ha sido el denominador común en todas sus acciones, sobre cualquier esfera o condición. Partidaria de un tratamiento de «discusión y reflexión» con terroristas, siempre destacó la posición del Estado como garante del reo, aún con su rechazo a la reinserción. Por su inflexibilidad en esta postura, aplicada en el trato con presos de ETA y el GRAPO, fue apodada por sus detractores como «La visionaria»; un apelativo que, según dijo entonces, «ofende poco pero desacredita mucho».

    La crítica no condicionó su voluntad, intacta durante cuarenta y cinco años de carrera iniciados con el despacho laboralista de Atocha, atacado en 1977 por la ultraderecha. Sobrevivió al atentado por casualidad, pues había intercambiado la oficina con un amigo, también abogado. Este episodio, como su oposición al franquismo, forjaron una personalidad que hoy la ha convertido en símbolo del cambio para medio millón de madrileños.

    En 2010, con su retirada, su vida alcanzó una calma desconocida que abrió nuevos frentes, más tranquilos pero con el mismo propósito. Su tienda Zapatelas Amelia, donde la ropa para bebés que vende es elaborada por reclusas, es la prueba más evidente. Su labor altruista, fuerza y sustento de quien la califica como una heroína, se interrumpió hace unos meses con la llamada de la política.

    Del PCE a Ahora Madrid

    Reedición de un pasado lejano y prácticamente olvidado -en las elecciones generales de 1977 figuró en el número 23 de la lista del PCE encabezada por Santiago Carrillo-, la convergencia de asociaciones y partidos de Ahora Madrid estimaba que, como en el caso de su homóloga Ada Colau, el movimiento necesitaba de un rostro limpio, con la melena suelta, pero sin perder un ápice de fuerza. Aunque reacia al principio, la posibilidad real de derrotar a Esperanza Aguirre, unida a su ánimo de lucha, fueron definitivos.

    Dice quien la conoce que Madrid será más horizontal con Manuela, como la llaman sin reparar en el hito que ha conseguido. Más allá de su curriculum, lo que la distingue, aseguran, es su capacidad para escuchar. Una cualidad clave para su avanzado reto de «seducir» a otro medio millón de personas que, como dijo el domingo, «tienen miedo al cambio».

  3. Ada Colau, candidata de Barcelona en Comú

    Ada Colau
    Ada Colau - abc

    Por perfil personal, por programa político y por composición del pleno, la victoria de la activista Ada Colau (Barcelona, 1974), y su más que probable elección como alcaldesa, ha causado una auténtica conmoción en la capital catalana. La ciudad emprende un radical giro a la izquierda que instituciones como Fomento del Trabajo, la histórica patronal, ya acogieron ayer con una nota de prensa de advertencia, a modo preventivo. Una lectura de trazo grueso resume así la victoria de la izquierda alternativa y el panorama de inestabilidad que se anticipa para Barcelona: se acerca el caos.

    Ayer, en su primera comparecencia pública, fue preguntada directamente por los temores que genera su elección. «Lo que ha generado inestabilidad y caos es la corrupción generalizada en las instituciones, la angustia por los desahucios... eso es lo que genera el caos. Barcelona en Comú nace para poner orden a eso». Respuesta de manual para una alcaldesa de oratoria fluida, que ya desde la escuela mostró inquietudes sociales y un innegable afán de protagonismo.

    Forjada como personaje mediático durante su presidencia de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) -impulsora de los polémicos escraches a los políticos-, Colau y su plataforma han conseguido improvisar en pocos meses una candidatura ganadora. Vencieron a CiU por apenas 17.000 votos de diferencia, suficientes para dar un previsble giro de 180 grados a lo que hasta ahora se ha conocido como «modelo Barcelona».

    No lo van a tener fácil. Si el pleno consistorial es de fragmentación -siete formaciones frente a las cinco del pasado mandato- con la amalgama sobre la que basa la activista su liderazgo sucede otro tanto: ICV -partido que gobernó Barcelona durante años, «casta» en su lenguaje- , EUiA, Equo, Procés Constituent -el partido de la monja Forcades-, Podemos... A Colau se le reconoce carácter para cuadrarlos a todos.

    La prueba del MWC

    Muchas preguntas se hacían ayer el resto de partidos, empezando por la capacidad de BComú para aglutinar a suficientes cargos como para no parar la gran maquinaria que es el Ayuntamiento. Dudas genera también Colau en cuanto a la gestión del turismo -uno de sus caballos de batalla- y respecto a eventos como el Congreso Mundial de Móviles (MWC), en una decisión que marcaría el tono de su mandato. La organización del evento ha ofrecido prolongar el acuerdo con la ciudad hasta 2023 -ahora está asegurado hasta 2018-, y Colau ya ha anticipado que quiere modificar las condiciones. Se verá, pero una espantada del exitoso congreso se intuye catastrófica.

    Mucha expectación hay también con respecto a la gestión que pueda hacer de la Guardia Urbana, en lo que los agentes del cuerpo ya temen que sea una actitud revanchista tras los sucesos narrados en el documental «Ciudad Muerta». Los mismos agentes a los que se enfrentaba en manifestaciones están ahora bajo su mando.

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