Pablo Iglesias estuvo en Wall Street dentro de su viaje a Nueva York
Pablo Iglesias estuvo en Wall Street dentro de su viaje a Nueva York - Efe

Pablo Iglesias, en tierra hostil

El secretario general de Podemos afirma en Wall Sreet, el corazón del capitalismo, que hay que poner «límites» a la economía de mercado

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El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, visitó Wall Street para transmitir «un mensaje de tranquilidad» a los inversores, pero también para dejar claro que «se han hecho algunas cosas mal» y defender la necesidad de cambios.

«Poder decir en Wall Street abiertamente, sin gritar, sin estridencias, "aquí se han hecho algunas cosas mal y es completamente inaceptable que los ciudadanos tengan que pagar por los errores de los bancos" creo que entra dentro de la normalidad democrática y de un conjunto de cambios que se están produciendo en Europa y en el mundo», dijo Iglesias en declaraciones a Efe.

El líder de Podemos, de visita en la Gran Manzana, acudió a la Bolsa de Nueva York para ser entrevistado por el canal financiero CNBC, lo que consideró «una excelente oportunidad para explicar al público norteamericano» las ideas de su partido.

Además, aseguró que su objetivo era señalar algo que cree que «los estadounidenses tienen claro», como es que «el comportamiento de los poderes financieros ha sido abusivo y está detrás de buena parte de los problemas que ha producido esta crisis económica».

«Límites» a la economía de mercado

«Los demócratas tenemos que apostar por vías distintas», opinó Iglesias, quien subrayó que «democracia significa que cuando algo no funciona, lo puedes cambiar por otro tipo de política». «Nosotros estamos comprometidos con esto y cuando gobernemos haremos las cosas de otra manera», aseguró.

Iglesias, al mismo tiempo, consideró que «hay que transmitir un mensaje de tranquilidad». «Nosotros asumimos que la economía de mercado es una realidad, pero tiene que tener límites», argumentó.

En ese sentido, consideró que «si la democracia no tiene que ver también con el sistema financiero, si los Estados y las instituciones que en última instancia dependen de los ciudadanos no pueden intervenir sobre el sistema financiero, entonces nos podemos encontrar con situaciones de déficit democrático».

Un problema que, a su juicio, es «lo peor que le puede ocurrir a una democracia», pues supone «dejar a los gobiernos sin instrumentos para ocuparse de sus ciudadanos».

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